Las Hijas de la Caridad se quedan sin monjas para el centro foral de menores desprotegidos
La orden religiosa comunica a la Diputación su decisión de «extinguir» el convenio por el que gestionaba el recurso de acogida urgente Hazaldi desde hace 38 años
El número de religiosos en España ha caído a la mitad en 25 años. Se ha pasado de más de 60.000 monjas y sacerdotes ... en el arranque del presente siglo a apenas 31.504, según un reciente estudio, y eso inevitablemente tiene efectos sobre los servicios sociales que desarrollan estas comunidades cristianas. Ese es el caso del centro Hazaldi que las Hijas de la Caridad venían prestando desde 1987 en Álava, un recurso foral de acogida urgente para 22 menores de 0 a 12 años que no pueden ser atendidos por sus padres o allegados y que, por lo tanto, tienen que ser tutelados por la Diputación. Niños -incluso recién nacidos- que llegan en guarda temporal porque sus progenitores tienen que someterse a alguna clase de tratamiento y no disponen de cobertura social, o que directamente son víctimas del maltrato o abandono. No se trata de un equipamiento de estancia prolongada, sino que allí esperan a una familia que les acoja.
Esta comunidad de monjas informó el 1 de septiembre por escrito al Instituto de Bienestar Social de la Diputación (IFBS) sobre su decisión de «extinguir» el convenio de colaboración que mantenían desde hace 38 años, según la documentación oficial a la que ha tenido acceso EL CORREO. Esto obligará a tener que licitar este contrato durante el primer trimestre de 2026 y que otra asociación de carácter social se haga cargo de este piso que hace apenas un año fue reinaugurado tras una importante remodelación. Portavoces de esta hermandad confirman esta noticia y señalan a la caída de vocaciones y al envejecimiento de las religiosas como principal razón para haber solicitado un relevo para desarrollar esta labor.
«Seremos alrededor de 60 monjas en Álava y, además de Hazaldi, tenemos muchas otras misiones sociales. Nos da mucha pena tomar esta decisión, pero no nos quedaba otra alternativa», admite una representante oficial de las Hijas de la Caridad. Y es que también se encargan de la gestión del colegio Hogar San José de Ariznabarra o de la residencia de la Purísima Concepción de Murgia (Zuia), mientras que hace apenas dos semanas también se despidieron del centro educativo La Milagrosa de Llodio, aunque mantienen su titularidad oficial.
En los últimos tiempos, las monjas sólo se ocupaban de la dirección de Hazaldi y el resto del personal era contratado. «Hubo una época en la que llegó a haber seis hermanas trabajando aquí», recuerda una de las más veteranas, que recuerda cómo cogieron las riendas de este centro en 1987 y desde entonces han pasado un número importante de niños. «En los últimos tiempos están completas las 22 plazas. Cuando sale alguien, entra otro inmediatamente», alerta.
No se trata de un recurso institucionalizado y frío. Cuando uno accede a este recurso social se encuentra con una estampa típica de un hogar con niños: coloridas colchas, puzzles amontonados, juegos de mesas en estanterías, toda clase de muñecos descansando sobre las almohadas, ropa con motivos de superhéroes, cunas... Sólo sus enormes dimensiones y el número de habitaciones (diez tras la última obra) evidencian que no es un lugar cualquiera. Su ubicación no se desvela por motivos de seguridad y también para evitar la estigmatización de estos menores, que no han tenido una experiencia sencilla. «Últimamente hemos tenido desde un bebé de 8 días hasta otro chaval de diez años. Son niños que están en el principio de su vida y ya les ha tocado afrontar situaciones que, por suerte, otros no hemos tenido», explican las Hijas de la Caridad. Antes de que lleguen a este recurso social, incluso en los casos más graves, se intenta preservar la unidad familiar e intentar que se recupere, por lo que en la planta baja de este centro hay una sala de encuentros junto a un 'garaje' lleno de patinetes y pequeñas bicicletas.
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