Good morning, Vietnam
se non é vero... ·
La Diputación se ha inventado un decreto para que sus funcionarios saluden correctamente. Pues yo propongo dar los buenos días como Robin Williams en la película. Y con su mismo tonoNo sé si recordarán los versos encadenados de Machado que nos enseñaban con denuedo aquellos viejos profesores del pasado siglo entre collejas, capones y reglazos, ... con las yemas de los dedos puestas hacia arriba, los ojos cerrados y el gesto constreñido mientras aguardábamos el impacto. 'La plaza tiene una torre, la torre tiene un balcón, el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor…'.
Se recitaban poniendo el énfasis en la última sílaba de los versos pares, todos a una, como un ejército de niños empeñados en perfeccionar aquella declamación sincronizada. Así, vinieron a mi memoria un tropel de recuerdos, hace tiempo arrinconados, tras saber del último decreto foral que alecciona e instruye al cuerpo funcionarial de la excelentísima y ahora educadísima Diputación Foral de Álava sobre el arte de saludar a la ciudadanía.
Por decreto, de obligado cumplimiento, se legisla sobre la 'fórmula magistral' más idónea para saludar al sufrido contribuyente que se ve obligado a acudir o a llamar a las dependencias de la Diputación 'Floral' bien por cuitas informativas, bien por contributivas. Esta no es otra que: 'Egunon. Buenos días', por este orden. Que en cuestiones de lengua, el orden de los factores sí altera el producto
La noticia me transportó a aquellos años en que el régimen establecía miles de fórmulas de cortesía y de mandamientos estrictos como medio de adoctrinamiento para privar a la tropa de versos sueltos y de librepensadores que cuestionaran la disciplina como el principio básico de la educación.
Así que, emulando a San Benito, el ínclito Almirantazgo Foral se ha animado a redactar su Regla particular, estableciendo las pautas que ha de seguir el probo empleado foral. Imbuido por la nostalgia, no pude evitar venirme arriba, lanzarme a lo loco y encadenar unos versos -de rima consonante en los pares- en homenaje a tan sutil ordeno y mando de las nunca suficientemente bien ponderadas autoridades forales. Ahí voy. Hagan sitio.
En la plaza hay una torre,
en la torre hay un balcón,
y en el balcón don Ramiro.
¡Buenos días, egunon!
Que estando ociosos un día,
vinieron en decretar,
cómo debe el funcionario
con corrección saludar.
Que no de cualquier manera,
se recibe al ciudadano.
¡Egunon, muy buenos días!
Y un movimiento de mano.
Ya nadie les dirá kaixo,
ni aspaldiko, eguerdi on.
Que todos dirán a coro
¡Viva la Diputación!
¡Egunon! y ¡buenos días!
les saludarán a coro,
la tropa de funcionarios,
como si fueran un loro.
Y con trotecillo alegre
desfilará el personal,
como aquellos educandos
de la Escuela Nacional.
Porque si estás aburrido,
sin saber qué promulgar,
no hay como ser diputado
y ponerte a decretar.
Decía Thomas Paine que el tiempo y la razón cooperan, aunque yo cada día estoy menos seguro de ello visto lo visto. A estas alturas, ya no sé si el decreto es de jornada de mañana, o si es trivalente para mañana, tarde y noche. Así, el 'egunon' es multifuncional y sustituye al 'arratsaldeon' o al 'gabon'. Vendría a ser lo mismo que aquel viejo cartel anunciador a la entrada de la ciudad, según vienes de Bilbao, que rezaba: 'Entra usted en Vitoria-Gasteiz. Buenos días', ya fuera de día, ya tarde o noche.
No sé si les pasa a ustedes también, pero el saludo en euskera que menos empleo es el de 'egunon'. Como un automatismo, sale la respuesta en gallego por mi boca sin yo poder reprimirme: -Eu tampoco. Reconozco que es un automatismo fruto quizás de la temporada que pasé en Galicia de percebeiro.
Y me pregunto si no habrá asuntos más relevantes para legislar que el saludo fraternal del funcionario al administrado cuando éste descuelga el teléfono o recibe al visitante. Tampoco sé si este decreto afecta a los señores diputados, junteros y demás tribus forales o sólo al personal de tropa del funcionariado, interinos y contratados inclusive.
Pensando en todo esto desde diferentes puntos de vista, repaso antecedentes como el de 'Su tabaco, gracias' o el más reciente de 'Está usted repostando gasolina sin plomo'. O esas muñecas de mirada ausente que les apretabas una manita y te emocionaban con un 'Te quiero mucho'. También las conversaciones que algunos se traen con la Siri del IPhone, o la Alexa de Amazon. Voces del mundo digital con las que hablas y a las que preguntas y te responden a todo.
Quizás fuera hora de volcar la era digital en la atención al cliente en ámbitos como el de la vetusta Diputación. Y que bastara con presionar una esfera en las entradas a las dependencias con la que interactuar y a la que freír a preguntas. Libraríamos así a los empleados de actuar como voces enlatadas, o mejor como personas enlatadas, a las que hay que aleccionar para actuar como si fueran máquinas expendedoras de tabaco. Exíjase a los funcionarios profesionalidad, rigor, educación y accesibilidad. Que sean respetuosos y serviciales. Pero, definitivamente, dejen de obligarles a perder la espontaneidad que no son tiempos de uniformes -ni de tela, ni neuronales-.
Yo, después del cambio de posición con lo del Vino de Rioja y la que están liando en la 'Dipu' con la denominación de origen, propongo que el saludo de cortesía sea: -Good morning, Vietnam. Eso sí, con el mismo tono que le daba Robin Williams en la película.
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