Gogoratzen
Me van a permitir la licencia literaria o el juego de palabras para traducir ésta del título por 'recordando'. A partir del apellido de mi buen amigo Paco Góngora. Recordar es lo que ha hecho Paco en el magnífico libro '75 Historias perdidas de Álava', donde ha recuperado 75 de los muchos momentos históricos que fue trayendo al presente en forma de un a cada cual más interesante artículo publicados en EL CORREO.
El libro, que debería ser de obligado reparto y lectura por todos los centros de enseñanza de Vitoria y Álava, es un fenomenal compendio de pequeñas grandes historias protagonizados por pequeños o grandes personajes vitorianos/as y alaveses/as. A través de ellas y ellos, el lector/a puede aprender/recordar un enorme número de acontecimientos de la historia de Vitoria y Álava de esos que, a pesar de haber sido fundamentales, no han sido suficientemente divulgados, perdidos en la mlla de la Historia contada con mayúsculas.
Según lo he ido leyendo, además de entretenerme sobre todo en los que están dedicados a mi mundo, el antiguo o el medieval, me he ido concentrando en los artículos que tenían que ver con miembros de la familia Álava.
Por razones de casualidad, preparando una charla para las Aulas +55, estos días estoy interesándome más por Miguel Ricardo, el afamado General Álava, y de paso por la vida de otros de la familia.
Suele repetir Paco, a su estilo, sin que se le note casi, cómo somos/sois los alaveses, en qué poco tenemos/tenéis a lo vuestro. Fijaos en el caso del teniente general Álava, ese era su grado cuando la Batalla de Vitoria, le vemos/veis ahí, en el Monumento y nos/os parece que, ya está, que, con ganar la batalla más importante a Napoleón se terminó su historia. Pero ¡qué va! Si esa casi estaba comenzando, en el momento que saluda al pueblo que le aclama... Pero no sigo, no quiero hacerles ningún 'spoiler'. Lo mejor es que lean ustedes su biografía despacio y, mucho mejor, que lean las historias de Góngora.
Por cierto, hablando de Álava, en este caso de nuestra tierra, y de los Álava, en este caso de la familia, quiero aprovechar para preguntarle a Paco algo que me llevo preguntando hace años, ¿Por qué los Álava son los Álava?
Vamos a ver. Saben ustedes que los apellidos alaveses se forman a partir de un gentilicio, del tipo, López, hijo de Lope, más el pueblo del que es ese López. De Arechavaleta, por ejemplo. Esta segunda parte era muy importante cuando ocurría que ese López salía de Arechavaleta. Mientras vivía en el pueblo, no había problema, todo el mundo sabía que López era el hijo de Lope y, por si acaso para eso estaban los apodos familiares. Pero al salir fuera tenían que aclarar más porque, yo qué sé, los López que habría en las amplias 'españas' o 'américas' a las que el tal López de... salía a buscarse la vida.
Siempre me ha llamado la atención los pocos, lo que sea, López, Martínez, González, Diéguez, Íñiguez, Rodríguez, Pérez de Gasteiz que hay, aunque lo veo lógico por la escasa vida que tuvo el lugar. Pero es que tampoco hay demasiados de Victoria, ni de Vitoria. Los hay, que no se molesten los que lleven tan importante apellido, pero en proporción no hay demasiados. Pienso que pueda ser porque la mayor parte de los de Victoria/Vitoria serían de algún pequeño pueblo de Álava, llegarían con su correspondiente apellido compuesto y, sus descendientes prefirieran conservarlo pues, el ponerse Vitoria, con todos los que habría, no dejaría de ser un engorro. Puede ser. Ahora, el caso de que una familia se pusiera Álava de apellido, no lo entiendo.
Aunque, sabiendo lo que sabemos, de lo mucho que fueron los Álava, quizás sí se pueda explicar. Los Álava sabían que iban a ser grandes fuera de Álava y quisieron dejar claro que venían de Álava. Para que todo el que los conociera, fuera de Álava, supieran quiénes eran y, de paso, supieran también que existía Álava y dónde estaba. En el caso de nuestro general, tuvo que ser muy importante para él poder explicarle a cualquiera, a Wellington por ejemplo, que cuando andaban en lo de la batalla de las proximidades de Vitoria, estaban en Álava y que, de alguna manera, su amigo Miguel Ricardo era como el señor, en cierta forma lo fue como diputado general, de todo aquello, puesto que era un Álava.
Hace tiempo que me hago la siguiente pregunta: ¿Por qué los de fuera hacen más por Álava que los de aquí?
Lo que me lleva a cerrar el comentario explicando por qué he jugado al comienzo con el somos/sois como si Paco, a ratos, hablara como alguien de aquí y a ratos no. Esto tiene que ver con otro comentario pregunta que le he hecho más de una vez. ¿Por qué tenéis que ser los de fuera los que hagáis más por Vitoria, por Álava, que los de Vitoria, de Álava? A lo que Paco siempre se ha reído, con esa benevolencia simpática del bilbaíno y esa sonrisa maliciosa del que se ha hecho muy alavés. «¡No me digas eso!» Pero es verdad y, en cuanto le he puesto algunos ejemplos, se ha tenido que reír aún más porque sabe que tengo razón. Yo podré ser un alavés de los de Álava pero el que ha escrito sobre Álava, sobre los Álava, es él.