«Abastos es una gran tarjeta de presentación de Vitoria pero no se explota lo suficiente»

- ¿Qué se ha encontrado en su llegada a Abastos?

- Un proyecto de unas dimensiones considerables, con un funcionamiento complejo, unos costes importantes en cuanto a energía, limpieza, suministro de refrigeración para los puestos, seguridad... Y me encuentro también con que formamos parte de un proyecto de ciudad, no a futuro sino de presente, y que juega con el pasado, con los recuerdos del mercado como lugar de encuentro en Vitoria.

- ¿Se lo esperaba así o hay muchas cosas que mejorar?

- Me sorprende y agrada al mismo tiempo el cariño y la esperanza que transmite la gente para hacer cosas nuevas. ¿Mejoras? Sí, hay que buscar una solución, junto con el Ayuntamiento, a los baños públicos. Debemos tenerlos abiertos pero nos generan problemas de seguridad, hay actos vandálicos y de otro tipo que no nos benefician en nada.

- ¿Hacia dónde quiere ir el mercado que en 2025 cumplirá medio siglo?

- Abastos se tiene que abrir a la ciudad, aquí han de suceder cosas, celebrar eventos culturales, deportivos, institucionales, exportar experiencias... Es una gran tarjeta de presentación de Vitoria que no se ha explotado lo suficiente o no hemos encontrado el camino para promocionarla fuera. Debemos reforzar nuestra marca. Y la clave nos la da la gente que viene de otros mercados, que se quedan encantados con el aula de cocina, los puestos minoristas, los gastrobares...

- Entre los proyectos que tiene entre manos, ¿cuáles destaca?

- Queremos poner en valor la terraza exterior con la zona de invernaderos, el aula de cocina y el comedor privado. Hay que darle uso para hacerlo rentable y que sea un escaparate de lo que hacemos en el mercado. Otro reto que tenemos, y en el que estamos alineados con las instituciones, es atraer turistas. De los 2,5 millones de visitantes que tuvimos el año pasado, el 90% fueron locales o de provincias limítrofes. Muchos turistas que pasan por aquí aparecen despistados. Tenemos que trabajar con las empresas que organizan congresos y aparecer en folletos o guías como un lugar de interés turístico real. Abastos ha de formar parte de las políticas de promoción en esa materia.

- Desde hace tiempo quieren abrir locales de hostelería en la azotea, pero no es posible. ¿Por qué? ¿Es esta ciudad más restrictiva que otras del entorno?

- Sí es más restrictiva, pero creo que no descubro nada. Ahora ya podemos hacer actividades en la terraza, también de hostelería pero asociada a eventos. En eso trabajamos, más que en pretender la apertura de una establecimiento de manera permanente.

- ¿Cree que las instituciones deberían dar más facilidades a iniciativas comerciales en un momento en el que no abundan?

- A la hora de agilizar trámites por supuesto que sí. Es cierto que no siempre está en manos de las administraciones públicas porque hablamos de equipamientos comerciales privados. Pero sí deberían tener más imaginación para buscar usos distintos. Hay que repensar el modelo comercial, ya no vale lo de antes. El Ayuntamiento puede facilitar iniciativas, ser un nexo de unión y no poner trabas.

- ¿Y puede ser Abastos el catalizador del impulso comercial que necesita Vitoria?

- Sé que somos un agente importantísimo y estamos por la labor de impulsar el comercio con diferentes iniciativas. Queremos hacer también barrio y ciudad, estamos diseñando un programa de verano con actividades relacionadas con la gastronomía, la cultura o el deporte. Pensamos en una gran quedada de yoga mindfulness en la terraza asociada a la nutrición. Abastos quiere ser más que un mercado de compra de productos y lugar de consumo.

- El centro acumula lonjas y edificios cerrados. Para recuperar el pulso comercial, ¿cómo tendrían que actuar las administraciones y la iniciativa privada?

- Yo creo que esta zona es más amable y accesible que, por ejemplo, pasear por General Álava. Desde un punto de vista muy personal, algunas calles del centro nos han expulsado a los peatones. Yo soy usuario de bicicleta pero me resulta estresante ir por algunas calles entre el tranvía, los coches, los garajes... También tenemos que hacer autocrítica como ciudadanos porque queremos entrar con el coche a todos los sitios. Y luego hay propietarios privados que creen que estamos en la milla de oro de París y piden alquileres abusivos y elevadísimos. Todo ello nos lleva a ver el centro más vacío. Los jóvenes hacen la vida en sus barrios y acuden aquí solo los fines de semana. Las tendencias de consumo han cambiado y ahora venir al centro puede resultar incómodo y poco atractivo. Da pena decirlo pero es así.

- ¿Cuánto daño ha hecho la pandemia a este mercado? ¿Cómo está siendo la recuperación?

- En 2021 aumentamos las visitas casi un 13% con respecto a 2020. La epidemia sanitaria castigó sobre todo a nuestros hosteleros porque tuvieron que hacer frente al cierre total de los gastrobares o a la reducción de aforos y ahora poco a poco van recuperando. Los puestos de carnicería, pescadería, frutería... supieron reaccionar a lo que sucedía, descubrieron el tema de los pedidos personalizados y pudieron seguir facturando bien.

- ¿Hay previstos nuevos negocios en la plaza?

- Este lunes abre Artepan y con eso tendríamos el 100% de ocupación de puestos en planta baja.

- ¿Los clientes son fieles o los nuevos hábitos de compra, a golpe de clic muchas veces, están haciendo daño?

- Muy fieles. Cuando hablamos de trato personalizado y de calidad, la plaza es un ejemplo. Y se ha reforzado en pandemia. Abastos es, además, un lugar de encuentro entre gente del barrio o de diferentes zonas que compra aquí y luego se toma un café, charla, socializa... Eso no lo sustituye la compra virtual.

- ¿En qué punto está el proyecto de venta online de productos frescos en el mercado?

- Era una iniciativa con el Gobierno vasco y se aparcó. Ahora tenemos en marcha el proyecto Lurra que nace en Abastos y se quiere expandir a otros mercados en Euskadi, sobre todo La Bretxa en Donosti. Estamos buscando un espacio físico para vender producto local (sidra, cerveza, txakoli, vino...) y que luego se traslade a la comercialización online. Y en ese espacio virtual podrían entrar los comerciantes que tuvieran interés o capacidad para sumarse a ese proyecto.