El gas y la fiscalidad alejan el apoyo de la oposición a los presupuestos forales

Si bien es cierto que el jeltzale ha mantenido encuentros con los portavoces del resto de grupos, el Gobierno mantiene bocabajo sus cartas sin descubrir sus líneas maestras, los proyectos que no pueden esperar y el nivel de deuda al que recurrirá gracias al reciente acuerdo de la Comisión Mixta del Concierto Económico, coinciden en apuntar. Ese grado de desconfianza era previsible con EH Bildu y el PP, con quien González ha protagonizado duros choques en público, pero sorprende que también haya existido con Elkarrekin Podemos.

Y es que el partido morado había percibido cierta predisposición del máximo dirigente foral por buscar su apoyo de cara al próximo ejercicio, pero esa sintonía poco a poco se ha ido enfriando como ya sucedió hace un año. El culpable a nivel foral no es de forma exclusiva el pozo en el concejo vitoriano de Subijana, ya que incumbe de forma más directa al Gobierno vasco y al Ayuntamiento, aunque la vehemente defensa del proyecto realizada en el pleno por el máximo dirigente foral ha descolocado a todos. Ha remado más en su contra la tranquilidad del gobierno por contar con el rodillo de la mayoría absoluta y la enorme brecha que separa a la coalición de izquierdas de los discurso del PNV en cuestiones fiscales, como recientemente se ha observado en el Congreso de los Diputados con el impuesto al diésel.

Los abertzales y los populares, a su vez, no observan ninguna clase de acercamiento, ni tampoco lo esperan a estas alturas. Miembros de ambas formaciones coinciden a la hora de señalar que las reuniones fueron «actos de cortesía» en los que «no ha existido un sincero interés por acercar posturas». «Nos trasladó las mismas palabras que continuamente ha repetido en público sobre el apoyo a los servicios sociales y el mantenimiento de la obra pública. Nada más», resume uno de los junteros consultados, quien señala que en ese punto y sin contar con mayor concreción sobre las Cuentas se les reclamó que marcasen sus exigencias en «un papel», cuenta. «Llevo muchos años en política como para saber que eso no es una negociación», lamenta un representante de los conservadores.

Así que los posibles acercamientos o alejamientos se evidenciarán en el parlamen to foral, ya que la predisposición a llegar con algo acordado a los debates clave parece muy remota. «El Gobierno anunciaba que estos iban a ser los presupuestos de la reconstrucción y van a ser los de las lentejas, es decir, o las tomas o las dejas», resume uno de los consultados por este diario.

El Departamento foral de Hacienda trabaja ahora mismo en encajar el 'sudoku' de partidas presupuestarias que se pretende presentar en público la próxima semana. «Mucho me temo que nos acabaremos enterando al mismo tiempo que la Prensa de su contenido y luego se nos dirá que no ha habido voluntad de acuerdo», vaticina uno de los consultados.