La faena diaria de la mujer rural alavesa
Siete emprendedoras dan a conocer su vida, trabajo y proyectos en el campo. «Es impagable», relatan desde el entusiasmo
Itxaso Compañón preside la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA), gestiona la de su familia, 'El Mozo Wines', y atiende también al público en ... una selecta vinoteca en Lanciego. «La vida en el mundo rural es impagable», relata entre viñedos y vinos embotellados. De un rebaño de 450 ovejas latxas de cara rubia se ocupa Eli Gorrotxategi que junto a su marido Joxe Mari Jauregi produce 'La Leze', queso con denominación de origen Idiazabal y sello Artzai Gazta, en Ilarduia. El suyo ha ganado dos veces el prestigioso concurso de Ordizia. Aquí cerca, en Otazu, subida al tractor o a pie de finca, Nieves Quintana cultiva trigo, cebada, avena y habas. En 2020 dejó de recoger patata. «Nuestras madres han sido las verdaderas luchadoras en el ámbito rural», las homenajea.
A los verdes y fríos prados de la sierra de Iturrieta sube desde Ullíbarri-Arana otra fémina curtida en las faenas del campo, Yolanda Fernández de Landa, ganadera con vacas, cabras azpigorri y pottokas. «Querer es poder», afirma a modo de ejemplo de superación. La vitoriana Idoia Zabaleta, por su parte, montó su vida y sueños en Lasierra, un pequeño pueblo de Ribera Alta, donde gestiona y atiende 'Azala', un proyecto de creación artística a caballo entre la danza y el alojamiento rural. En 2017 se la reconoció con el Premio Gure Artea del Gobierno vasco. Al norte del territorio, en Manurga, en las faldas del Gorbea, Maite García de Cortázar, nacida en México pero criada en Gopegui, es feliz también con su tienda-laboratorio Lamia Cosmética.
«Para que haya vida en el medio rural tiene que haber negocio», declara ella, cuyo aceite corporal, contorno de ojos o bálsamo labial son elixir ecológico certificado. Belleza. Cierra el círculo de la mujer rural alavesa la llodiana Ohiana Goikoetxea, que garantiza cuidados a todos aquellos que se acercan a Zurekin, su clínica de fisioterapia en Luiaondo, otro concejo de esa Álava que no es Vitoria.
Itxaso, Eli, Nieves, Yolanda, Idoia, Maite y Ohiana participan, con siete emprendedoras de Bizkaia y otras tantas de Gipuzkoa, en un trabajo de la Federación de Asociaciones de Desarrollo Rural de Euskadi (Meneko). El dossier digital e impreso 'Landa Emakumeen begirada. Mirada de las mujeres rurales de Euskadi' da visibilidad al sector primario desde la diversidad de género, un mundo agrícola, ganadero y de servicios no siempre reconocido debidamente desde dentro de las grandes poblaciones.
«No es fácil»
Las veintiuna féminas vascas se abren en canal al relatar su vida, trabajo, proyectos y emociones. «Cada una ha aportado su experiencia, dificultades, trabas y aspectos negativos y positivos de ser mujer en un entorno rural consiguiendo ser referentes de otras muchas que están en proceso de emprender, al igual que ellas, en un mundo hasta ahora muy masculinizado. La gran mayoría considera que los trámites administrativos son excesivos y que ralentizan la actividad diaria de sus trabajos, pero todas coinciden en ser unas privilegiadas al poder ejercer su labor en el medio rural», recoge el documento.
«Aunque animarían a cualquier mujer a seguir sus pasos, también reconocen que no es fácil por las condiciones que soportan su día a día: no hay horarios fijos, se trabaja los fines de semana y es duro y continuo», se advierte desde el estudio de Emeko a aquellas tentadas en tomar la estela.
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