La factura del bus eléctrico se acerca a los 50 millones solo para ponerlo en marcha

La suma se extrae de cuatro elementos principales, que resultan esenciales en la nueva infraestructura. La parte más cuantiosa responde a la redacción del proyecto y las obras para su implantación; es decir, la compra de los 13 autobuses eléctricos (unos 9 millones), los trabajos que se encuentran en su fase final, la instalación de las marquesinas y los puntos de carga rápida, las modificaciones en el tráfico y todo lo que se traduce en el trazado del bus eléctrico en la ciudad, que dará el relevo a la actual línea 2 (Periférica). Ese primer gran bloque es el que dispara la factura total a los 43 millones de euros.

No obstante, los puntos de carga rápida (los llamados pantógrafos), que se ubicarán junto al Boulevard y en Mendizorroza, no dotan al BEI de autonomía suficiente para su servicio. La infraestructura requiere una zona de recarga de larga duración. La unidad funcional de carga, que se colocará en el antiguo vivero, supone una inversión de 4,4 millones. En esta partida se incluye el aparcamiento de los 13 autobuses, los vestuarios, túneles de lavado y el taller mecánico. En la misma ubicación se construiría el resto de las cocheras, cuyo proyecto aún no se ha ejecutado.

Este es, de hecho, el epicentro de las discrepancias en el tablero municipal. Al margen de la inversión indispensable para arrancar el bus eléctrico, el PP -el más crítico- incluye diferentes gastos e intervenciones que están relacionados de alguna forma con el BEI, y que elevan el presupuesto hasta cerca de 76 millones de euros. Se trata de las intervenciones de saneamiento y asfaltado (unos 4 millones), que el departamento de Movilidad elimina de la ecuación al considerarlas una «mejora» que «lo único que tiene que ver con el BEI es que pasa por encima». El mayor desfase, sin embargo, se halla en las nuevas cocheras completas, que costarán casi 18 millones. El Gabinete Urtaran recalca que el 'garaje' será para todo Tuvisa y que no resulta imprescindible para la puesta en marcha del bus eléctrico. En este sentido, el servicio se comenzará sin las nuevas cocheras al completo.

En cualquier caso, la obra y la unidad de recarga suponen en su conjunto algo más de 47 millones. Esa cuantía se sostiene con financiación compartida entre las diferentes instituciones. La cuota íntegra del Ayuntamiento se sitúa en 8,3 millones, y los vitorianos pagarán el resto junto con los alaveses (otros 8,3 millones) y los vascos (30,8 millones). Es el resultado de la fórmula habitual en materia de Movilidad, idéntica al tranvía. Lakua aporta el 65%, mientras que la Diputación y el Ayuntamiento asumen el 35% a partes iguales.

Pero el Ayuntamiento acometió otras inversiones de su estricta competencia, y que resultan esenciales para el paso del bus eléctrico o para compensar su impacto en la circulación. El gasto en este capítulo se acerca a los 900.000 euros, lo que eleva la factura directa de Vitoria a 9,1 millones. Se trata, por ejemplo, de las expropiaciones que realizó la Administración local en el Seminario y en Salvatierrabide, que ascienden a 380.000 euros.

Además, construyó un parking de 101 plazas en Ariznabarra, llamado a compensar la pérdida de aparcamientos en el recorrido. El Gabinete Urtaran, no obstante, subraya que se trata de un lugar de estacionamiento «disuasorio y conectado al transporte público». Algo más discretos son los gastos en la campaña de comunicación en las paradas, el vallado y las marcas de tráfico (90.000 euros) y el derribo del antiguo vivero (96.000).