Ver fotos
Empezar «sin 'abotijarse' en el sofá de casa»
El Zaldiaran vuelve a congregar a cientos de vitorianos el primer día del año. El tiempo ayudó a contemplar una imagen de Vitoria «de postal»
Subir al Zaldiaran el primer día del año, algunos para ver amanecer desde el repetidor, ha entrado para unos cientos de vitorianos en el lugar de los 'imprescindibles' del programa navideño. Ayer, esta emblemática cima de los montes de Vitoria volvió a registrar un goteo incesante de visitantes de todo pelo: familias, ciclistas, korrikalaris, grupos montañeros o alaveses de nuevo cuño se dieron una vuelta por el monte para acabar contemplando una imagen «de postal» de la ciudad y arrancar el año con energía, «sin 'abotijarse' en el sofá de casa».
Publicidad
Esta última expresión pertenece a Delia García, que lleva más de 30 años subiendo al Zaldiaran junto a otro grupito de socios del club Gazteiz. Ellos son los 'culpables' de que en las rampas finales hasta el repetidor cualquier visitante pueda echarse al coleto un pinchito de chorizo a la sidra y un vaso de vino. «Lo hacemos desde siempre. No sé cómo empezó lo del chorizo, pero la subida se debe a un homenaje a los socios del club, que tiene ya 52 años de vida». Veterana del Año Nuevo en el Zaldiaran, Delia comentaba que la afluencia era «parecida a años anteriores. Salvo en pandemia y a no ser que haga muy mal tiempo, aquí siempre hay mucha gente. Hoy -por ayer- podrán haber venido unas 500 personas hasta el mediodía. Y es que es un paseo muy agradable».
A este último calificativo se agarra también Álvaro Pérez de Nanclares, que ayer acudía fiel a su cita con el monte acompañado, eso sí, de unos 25 miembros de la familia. «Empezamos los mayores» -relata él, jubilado- «y fuimos sumando a los hijos y los hijos a sus hijos y ahora venimos muchos». Bajo su perspectiva, subir al Zaldiaran equivale a «dar un buen paseo, luego te tomas un trago y te sientes fenomenal».
Una sensación de plenitud contagiosa. Es así como se explica que la familia de Xing Tao le haya cogido gusto a ver su ciudad de promisión desde una perspectiva diferente. «Es el segundo año que subo, pero hoy he venido con mis padres, que es su primera vez, y les ha gustado mucho. Hemos subido toda la familia», una docena de miembros incluidos cuatro niños pequeños. Xing Tao, de 32 años, vive en Vitoria desde 2001 y del barullo navideño «el paseo al monte es de lo mejor. El Año Nuevo también se celebra en China y se hace una comida muy buena. Así que mejor empezar con un buen ejercicio», bromea.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión