El dibujo a través de los 250 años de Artes y Oficios en Vitoria
Una exposición en el paraninfo del centro se inaugura este jueves con copias de Díaz de Olano, Salvador Azpiazu, entre otros, junto a una pieza colectiva realizada con lápices
De la antigua Escuela de Dibujo a la actual de Artes y Oficios. Si se mira hacia atrás, han pasado ya 250 años desde el germen de la institución que este curso ha alcanzado las 1.238 matriculaciones, la cifra más alta de su historia. Con motivo del aniversario se han celebrado actos, colaboraciones y espectáculos que reflejan la estrecha conexión del centro de enseñanza no reglada con la ciudad de Vitoria. Como parte del calendario conmemorativo, este jueves 6 de noviembre (19.00 horas) se inaugura en el paraninfo la exposición '250 años dibujando', que reúne láminas de copia, molduras de escayola, fotografías de archivo y reproducciones de dibujantes del nivel de Díaz Olano, Salvador Azpiazu, Pérez de Arenaza o Ángel Miguel Remírez de Ganuza.
«Nadie pensaba que dos siglos y medio después el dibujo seguiría siendo uno de los pilares de esta institución formativa, y pocos saben que es la única disciplina que se ha impartido de manera ininterrumpida desde su nacimiento hasta hoy», destacan desde el centro acerca de esta exposición que recupera firmas históricas vinculadas a la Escuela. A lo largo del recorrido se muestran las diferentes técnicas de dibujo empleadas a lo largo del tiempo, reivindicando su carácter esencial para desarrollar otras artes como la pintura, la escultura o el grabado. De hecho, los estatutos fundacionales de 1774 ya recogían que el dibujo «perfecciona las artes mecánicas y, por consiguiente, instruye a todos los artífices, poniéndolos en disposición de que el carpintero, el cantero o el herrero nos den sus obras acabadas con hermosura y perfección».
Lápices donados
Entre los elementos más llamativos de la muestra destaca una pieza colectiva concebida a partir de lápices donados por el alumnado a comienzos de curso. «El lapicero ha acompañado a todo el alumnado, incluso hoy. En toda bata o estuche siempre hay un lapicero. No es un mero objeto, sino una herramienta, una extensión de nuestro ser que culmina con un gesto, una línea. La esencia de toda disciplina artística radica en esa primera expresión», explican Nuria Pérez-Cárcamo, Ane Gegundez y Eva Gadea Martínez, tres de las profesoras implicadas en el proyecto.
Con ese material se ha ideado una obra inspirada en las tres sedes que ha tenido la Escuela a lo largo de estos 250 años: el Palacio Escoriaza-Esquivel, el Campillo y Conde Peñaflorida. «Hemos jugado con los planos de las plantas de las tres sedes, que adquieren un carácter escultórico por su disposición en el espacio, y han sido intervenidos con los lapiceros que el alumnado ha ido donando durante este tiempo. Los lápices ocupan los tres lugares y, de alguna manera simbólica, también los habitan».
Esta exposición es la penúltima del 250 aniversario y se podrá visitar hasta el próximo 29 de enero, en horario de 9.30 a 13.00 y de 17.00 a 21.00 horas, de lunes a viernes. El broche final a la conmemoración lo pondrá a finales de mes otra propuesta titulada '250 mm', que rendirá homenaje a los diferentes talleres del centro con una premisa común: todas las obras tendrán un tamaño de 250 milímetros.