«Al dentista» por la N-104 y con 6 maletas
Las excusas inútiles en Vitoria para evitar los 600 euros por violar la cuarentena: el que baja del Santo con una bolsa de la compra o quien hace 2 kilómetros en busca de su «cuajada favorita»
La restricción de movimientos como escudo al coronavirus causa escozor a una minoría. Incapaces de aguantar la cuarentena entre las cuatro paredes de sus hogares, se lanzan a las calles como si no hubiera un mañana. Al raso, muchos protagonizan curiosos encontronazos con policías locales y ertzainas, centrados en mandar a su casa a todo aquel sin salvoconducto o una razón de auténtico peso. A veces con una propuesta de sanción que no baja de los 600 euros. Ya se han superado los 400 denunciados.
En esta primera semana de recogimiento forzoso, los patrulleros de Vitoria han oído un abanico de pretextos «que daría para un libro». Con su inestimable ayuda, he aquí una antología con las excusas más sorprendentes.
Viernes noche. Apenas faltan veinte minutos para la medianoche. Por la N-104, entre Salburua y Arkaute, un coche cargado con 6 maletas circula en dirección a Gipuzkoa. Llama la atención de una patrulla que para al conductor. Son las 23.45 horas. «¿Qué hace, caballero?», le requieren. «Voy al dentista», asegura con impostada convicción el ciudadano.
Ayer, sábado, con la tentación del buen tiempo, las notificaciones de denuncia se repartieron a diestro y siniestro. Un vecino de Adurza, con vestimenta deportiva y una bolsa de plástico vacía en la mano derecha, justificó su presencia en el Paseo de la Universidad porque acababa de dar media vuelta tras dar con «una cola enorme» en un supermercado de la zona. La realidad es que bajaba de Armentia. Efectivos de la Policía Local le habían visto junto a la estatua del Santo meón.
Parque de Zabalgana. Un joven descansa sobre un columpio. Cuando le aborda la patrulla saca el móvil y cuenta que está hablando con su novia.Tiene los dedos manchados. Es magnesio, cuyos restos se aprecian también en la barra de uno de los juegos. Dentro de su mochila, le encuentran un bote de esta sustancia. Estaba haciendo gimnasia.
«La cita en el taller»
«Hay mucha picaresca», remarcan los patrulleros. «Las excusas más manidas son las de 'voy a comprar', 'a ayudar a la madre que casualmente vive en la otra punta de Vitoria' o 'al pueblo a dar de comer a mis pájaros'. Hay mucho insensato. Aparte de que puede contagiarse, puede contagiar a otros», enfatizan.
Como ese hombre requerido en un control a vehículos. Se identificó como trabajador de una conocida empresa de mensajería que se disponía a entregar un paquete. Cuando ya iban a abrirle paso, un peatón gritó a los agentes:«¡no le hagáis caso! Hace meses que no trabaja allí. Y a mi me debe cien euros». El desconocido decía la verdad.
Madrugada de ayer sábado. Un hombre avanza por la calle con paso tambaleante. «Lo reconozco. He estado de visita en casa de un amigo y nos hemos emborrachado», admitió a los uniformados.
«El otro día sorprendimos cerca de Gamarra a un hombre que vive por Santa Lucía. Intentó librar con el pretexto de que tenía cita en un taller para recoger el coche». Esas pilladas también se dan en casco urbano. Da fe ese señor de mediana edad, domiciliado en Txagorritxu y cazado en Zaramaga. «Alegó que venía a un supermercado a comprar unas cuajadas porque son las mejores de Vitoria». Otro cruzó media ciudad por «una crema que sólo se vende en una cadena concreta ya que las demás le provocan picores por todo el cuerpo».
«Tengo clientes que bajan tres y cuatro veces al día. Una vez a comprar papel, luego el mechero y por fin el paquete de tabaco. Conozco uno que tendrá ya casi una veintena de mecheros en casa», comparte divertida una estanquera de la ciudad. «Hay perros que ahora pasan todo el día en la calle. Le pasea el padre, luego la madre y a continuación los hijos», revela un ertzaina con una mueca.
«Son los más vulnerables»
«El problema es que nos estamos topando con muchas personas mayores que se aventuran a la calle, cuando son los más vulnerables al Covid-19», advierten los patrulleros. En Álava se han superado los 800 contagiados oficiales. La lista real es una incógnita ya que a los que muestran síntomas leves no se les practica prueba alguna debido a la saturación en Osakidetza.
Ayer, una pareja salió de Ibaiondo sin guardar el metro de separación. Cogió el tranvía hasta la estacion de autobuses. Nueva caminata abortada en el centro comercial Boulevard, donde les entrevistaron los agentes. Querían comprar una televisión a su hija para que viera dibujos animados.
También hay quien se derrumba ante la visión del uniforme. El miembro de un famoso clan de la ciudad afirmó primero que había salido a tomar el aire para reconocer a continuación que «vale, buscaba comprar porros».