Borrar
El escritor y periodista vitoriano Daniel Entrialgo firma una biografía «no autorizada' del color preferido en Europa. Juan Cortázar
Daniel Entrialgo, escritor de 'Cuando el mar no era azul'

«Hubo teorías absurdas que sugerían que los antiguos griegos no veían el azul»

En 'Cuando el mar no era azul' traza un viaje sentimental por encontrar lo excepcional en la indagación de la realidad cotidiana

Sábado, 17 de mayo 2025

El único pueblo mediterráneo en la Antigüedad que fue capaz de apreciar, producir y aplicar el azul como color fue el egipcio. Hoy, alrededor del 8% de la población mundial tiene los ojos azules, y todos comparten un mismo ancestro: un niño que nació con esta mutación genética entre hace seis y diez mil años en una región al noroeste del mar Negro, según indican los estudios genéticos. El azul también es un color raro en el entorno biológico terrestre, con escasas especies vegetales o animales que lo presenten. Pero si piensan en los emblemas institucionales de grandes organizaciones internacionales –como la Unión Europea, Unicef o la OMS– domina en sus banderas.

Estos son algunos de los datos y curiosidades que recopila el periodista y escritor Daniel Entrialgo (Vitoria, 1971) en 'Cuando el mar no era azul' (Espasa), un ensayo y «biografía no autorizada» del que hoy es el color favorito de Occidente. Subdirector de la revista 'Forbes', Entrialgo suma este título a una biblioteca que incluye las novelas 'La tumba del cosmonauta' y 'Puskas', así como joyas tan bien documentados de historias deportivas ('Campeones de medianoche') y criminales ('Balas y estrellas').

– 'Cuando el mar no era azul' se presenta como un viaje sentimental por el color más «elegante, enigmático y melancólico». ¿Cómo empezó el recorrido?

– Surgió porque hace un tiempo leí un libro en el que se planteaba la pregunta de si los antiguos griegos veían el color azul. Aquello me llamó mucho la atención que ni la entendí. ¿Cómo que no lo veían? ¿Eran incapaces de percibirlo? La cuestión venía de que Homero, en 'La Ilíada', un texto primordial en Occidente, nunca se describe el mar como azul. Lo cita negro, violeta, rojo… Me puse a investigar y ahí fue cuando se me ocurrió hacer un libro tratando temas que me interesan (Historia, Filosofía, Cine, Música), pero con el azul como hilo conductor.

– No hay base científica para sostener que en la Antigüedad no veían el color.

– Aquella confusión viene del siglo XIX y tiene que ver con el aristócrata británico William Gladstone, que llegó a ser primer ministro de Reino Unido. Era un gran estudioso de Homero y en uno de sus trabajos trataba el uso del color en los poemas homéricos. Le extrañaba mucho cómo Homero empleaba los colores, y que el mar nunca fuera descrito azul. De ahí estableció una serie de teorías que hoy suenan absurdas, como que en la Antigua Grecia eran daltónicos, que el mar estaba contaminado y era más oscuro o que tenían glaucoma y enfermedades en los ojos… Todo eso generó luego investigaciones más serios sobre lingüística y etnografía sobre el color.

– El libro invita a reflexionar sobre lo que vemos y nombramos. Se menciona un experimento divertido, en el que un padre le pregunta a su hija por el color del cielo sin condicionarla y su respuesta le sorprende.

– Cuando se realizan estudios en Occidente sobre el color preferido, tanto para los hombres como para las mujeres, gana el azul. Pero no así con los niños. Tienen otros favoritos como el amarillo, el rosa, el violeta… Además, les importa poco los convencionalismos y en un dibujo infantil podemos ver una cara verde y el pelo de uno u otro color.

Ideología política

– ¿Cuándo se vuelve entonces el azul un color 'mainstream' en Europa?

– Hay que aclarar que fuera de Europa nunca ha sido el color dominante y aquí empieza a ser muy apreciado sobre todo en la Edad Media, a partir del siglo XII. Hasta entonces, los romanos no le daban demasiada importancia y lo veían como un color bárbaro y asociaban a pinturas de guerra. Pero se puso de moda entre la aristocracia y en la religión cristiana a través de la iconografía y como símbolo de estatus, belleza y elegancia. Por ejemplo, se empezó a pintar así el manto de la Virgen María.

Del 'azul de Bilbao' al Alavés

– ¿El azul es un color de derechas?

– Esa asociación es curiosa porque creo que surge como contraposición al rojo, que se convierte en el color de la izquierda y las revoluciones sobre todo en el siglo XIX. Frente a ello, la idea de orden, la idea de sistema adquiere el azul. Normalmente, los ejércitos suelen contar con uniforme azul, la policía va de azul, las instituciones suelen tener simbología azul y poco a poco se fueron identificando los partidos de derechas o liberales con ese tono.

– ¿Entonces?

– No sé si el azul es un color de derechas, pero esa tonalidad resulta para muchos conservadora.

– En el libro resuelve el misterio de por qué los 'Sugus' de piña tiene un envoltorio azul.

– Viene de la confusión que existe sobre la denominación de los colores en la Antigüedad. En latín había una palabra que se usaba tanto para azul como para amarillo y eran intercambiables. Medio en broma cuento que esto por fin me explica el misterio del 'Sugus' de piña.

– ¿Cuál es su tono preferido?

– Soy muy de azul marino, el clásico y de toda la vida. Pero también me gusta el turquesa. El azul de la portada del libro, por ejemplo, me parece precioso. En una página menciono todo una serie de tonos, incluyendo el 'azul Bilbao', que encontré en una publicación del Gobierno vasco y lo definían como el color de la villa «tras un día de lluvia».

– Siendo de Vitoria...

– El azul del Alavés me encanta. De hecho, recuerdo que de pequeño ya tenía cierta fascinación por el color azul. Me hacía de los equipos que vestían de azul, sobre todo de las selecciones. Siempre iba con Francia, Italia y Escocia. Tenían en común el color de la camiseta. Algo ya había ahí.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo «Hubo teorías absurdas que sugerían que los antiguos griegos no veían el azul»

«Hubo teorías absurdas que sugerían que los antiguos griegos no veían el azul»