La crisis aumenta los casos de insomnio, que afecta a uno de cada diez alaveses
El confinamiento, la ruptura de horarios y rutinas y la preocupación por el futuro saltan de casa a la Unidad del Sueño de la OSI Araba
«Esto es como un jet lag». Así se refiere el responsable de la Unidad de Sueño de la OSI Araba, Carlos Egea, a los ... trastornos en la manera de dormir que empiezan a aparecer por su consulta cinco meses después de que la pandemia por coronavirus trastocara la vida de la humanidad en general y de los alaveses en particular. Hay más problemas de insomnio, afirma, aunque considera que aún es pronto para saber si se van a convertir en algo crónico o serán pasajeros.
Egea tiene claras algunas de las cosas que han ocurrido en este tiempo en los dormitorios de los alaveses. El confinamiento, la falta de relación social, la ruptura de rutinas, el alargar el tiempo de irse a dormir, levantarse más tarde, unido a las incertidumbres generadas por la propia enfermedad, el temor al contagio o a perder el empleo forman un cóctel difícil de digerir para algunas personas. El resultado han sido serios problemas para conciliar el sueño.
Y, agrega el especialista, con la 'nueva normalidad' no ha regresado el buen dormir. Las horas de luz y el temor a lo que pasará a partir de septiembre siguen dificultando el descanso nocturno. «Es posible que haya aumentado la venta de medicamentos hipnóticos», reflexiona el neumólogo. Según sus datos, entre un 10% y un 15% de la población alavesa sufre de insomnio y el 30% duerme menos de seis horas de media al día. «No sabemos qué va a pasar. Si suben estas cifras y igual nos encontramos con un gran problema», indicó.
El neumólogo es consciente de que el virus ha tocado nuestras costumbres cotidianas. «Ha cambiado las relaciones sociales, la forma de trabajar, el tiempo, los marcadores de luz y sol...» La única manera de tratar de que el cerebro descanse es imponerse rutinas. «Cenar a la misma hora, no llevarse tecnología a la cama, que la habitación esté ordenada y limpia, tratar de dormir al menos seis horas y dejar las preocupaciones a un lado porque por la noche no se va a resolver nada». Algo que parece sencillo, pero que no lo es tanto.
Videoconsultas
El equipo de la Unidad del Sueño, que tiene su sede en el hospital Santiago y que durante el pico pandémico se centró en atender a pacientes con coronavirus, recupera poco a poco su actividad normal con un incremento de las consultas telemáticas. «El miedo al contagio todavía hace que muchos pacientes no quieran ingresar y pasar la noche aquí (por el HUA Santiago) para los estudios de apneas del sueño», reflexiona Egea. Lo que si ha recuperado el equipo es el ritmo de los estudios a domicilio. Cada semanas 60 pacientes se van a casa con los sensores que vigilan su sueño y buena parte de ellos acaba con una máquina, llamada CPAP, que evita las apneas y les proporciona un sueño reparador.
El equipo de Egea atiende unas 12.000 consultas anuales. Con la pandemia ha sido de los primero en hacer videollamadas y la experiencia es «muy gratificante». «Vemos que somos capaces de solucionar problemas y el paciente no pierde toda la mañana». Tras una consulta de estas se suceden después las telefónicas. Según el jefe de la Unidad del Sueño, por cada atención presencial que realiza otras tres se hacen a distancia con las nuevas tecnologías. «Está claro que esto va a formar parte de nuestra actividad cotidiana de ahora en adelante».
Vitoria, más cerca de ser la 'smart city' del sueño
Especialistas de la Unidad de Sueño, Bioaraba y del Gobierno vasco colaboran con expertos en desarrollo de aplicaciones software de Ibermática y Phillips en la creación de una pulsera inteligente que va a ayudar a dormir a los vitorianos. «Va a ser el R2D2 de Vitoria», bromea Egea utilizando el símil de Star Wars. Su reto es convertir a la Green Capital en la primera 'smart city' del sueño; es decir, la primera en utilizar de manera colectiva las nuevas tecnologías para dormir mejor.
«Es probable que para finales de este año esté ya listo el estudio piloto», agrega. Egea era uno de los organizadores de Día del Sueño para la Ciudadanía, una cita que reunió el año pasado a miles de ciudadanos en el Europa y que se ha trasladado a 2021.
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