EL CORREO salta al cómic con Altarriba y Keko

Recuerda Altarriba cómo «el poder, al contrario que la moral y la ética, ha considerado que el fin justifica los medios. Y uno de los principales recursos es la mentira: retocar la verdad o justificar el estatus del poder, como antes se aludía a la voluntad divina». Añade que ahora, con las nuevas tecnologías, esto se ha agudizado e impulsado desde la segunda línea de la política por parte de estrategas y asesores como el protagonista de la historieta, Adrián Cuadrado, que será director de gabinete de un tal Pedro Sanchís. En la política española están los alaveses Javier Morodo o Alonso Alfaro. O el líder conservador Raimundo Godoy y el dirigente Federico Grillo. Mientras, asoma desde el mundo subterráneo el comisario Corralejo. Y en alguna escena aparecen también periodistas como Eduardo Gringa o Paco Morienda.

Pero hay otro periodismo, que es donde se halla EL CORREO y su redacción de Vitoria, que saltan a las viñetas en esta historia, cuyas ediciones internacionales ya están cerradas para 2021 en Francia, Alemania o Portugal. «Hay una confrontación entre lo que podíamos denominar el auténtico periodismo –profesional, con rigor, que intenta informar con la mayor objetividad posible a la gente– y que permite a los ciudadanos juzgar a nuestros gobernantes, confirmar nuestras preferencias políticas o cambiarlas. Y estamos viendo cómo detrás de algunos medios hay alineamientos ideológicos, que son especialmente escandalosos en este país, comparados con otros europeos. Pero aquí los hay que se mimetizan con las opiniones de un partido, como auténticos órganos de propaganda. No hay posición crítica alguna y repiten el argumentario que reiteran en entrevistas los políticos de una formación, palabra por palabra. Creo que esto revela un 'periodismo de camiseta', donde se visten los colores del equipo con el que se juega. Y esto hace que la gente desconfíe mucho de la prensa», razona el escritor.

Pero además «hay corrientes subterráneas que son mucho más poderosas. En el cómic, el protagonista se reúne con Raimundo Godoy, que es Mariano Rajoy, y los periódicos afines, a los que pasa sobres con dinero», apunta Altarriba, que resalta «tertulias y debates concebidas no tanto para aclarar o profundizar en un asunto. Siempre son los mismos y –quizá por la afición al fútbol– se organizan por bandos y se gritan y pelean en público».

Ante este panorama, el guionista me expone que «era importante que hubiera un ejemplo de un periodismo valiente, honesto, de investigación, que descubre escándalos y seguramente sufre muchísimas presiones. Me interesaba un personaje como tú, que en el libro está detrás de las pistas de uno de los escándalos. Es una de las pocas esperanzas que nos quedan, como el papel de los medios con Trump, al cortarle cuando mentía. Por cierto, que en el libro sale Steve Bannon como inspirador de ciertas corrientes», detalla el autor de Vitoria.

El guionista tiene claro que «el papel de los periodistas es fundamental cuando se trata desde un punto de vista social y político el tema de la mentira» o cómo se construye la historia. De aquí el protagonismo de EL CORREO, con el periodista Natxo Artundo como un reconocido reportero de investigación.

Antiguo compañero de colegio de Cuadrado, Artundo recibe la visita de éste para que le diga si Corralejo y su gente han estado por Álava, donde parecen haber desaparecido unos concejales del partido del estratega político. Y el redactor –quien paralelamente desestima la credibilidad de las pruebas que le envió por vía postal el protagonista de 'Yo, loco'– le saca a relucir la 'Operación Palacio' con ejemplos de diversos edificios históricos de la ciudad que aparentemente están abandonados para que se deterioren y se pueda especular con ellos en el mercado inmobiliario. Aquí se ancla la trama alavesa de corrupción.

A través de los potentes dibujos en blanco y negro de Keko, Vitoria vuelve a aparecer retratada. Unos impresionantes e inquietantes interiores del palacio Maturana-Verástegui, una siniestra Casa de los Alfaro, la plaza de las Burullerías, una conocida escultura o la Catedral Santa María son algunas de las localizaciones presentes en la novela gráfica.

En ella, como antes en las historias del asesino y del loco, hay intrigas y crímenes, así como un color –el verde, como antes el rojo y el amarillo– que subraya la relación de determinados elementos o detalles con la naturaleza del mentiroso y su producto. Y, también, giros de guión, sorpresas impactantes y mucho más en torno a la ciudad 'green'.