El confinamiento en los Valles Alaveses
Viernes, 10 de abril 2020, 23:14
Antonio ajusta la puesta a punto de su máquina compresora de aire después de aplicar herbicida para proteger su cultivo en Villamaderne.
Begoña Martínez, a la derecha, solo permite la entrada de uno en uno en el supermecado de Espejo. Francisca Vilche, a la izquierda, aprovecha el viaje para llenar la despensa de su residencia en San Zadornil.
Luis Mari Gort lamenta la estampa «triste» que le rodea estos días en el bar Ruiz de Espejo. Pese a no poder servir alcohol, vende tabaco y pellets a los vecinos de la zona.
Manuel Pérez de Cárcamo regresa de la farmacia, situada a 50 metros de su casa en Salinas.
Una canasta junto a una casa en Valdegovía, donde hasta ahora solo se han registrado dos casos de coronavirus.
Unai Blanco saluda desde su ventana en Gurendes. Hace más de dos semanas que no tiene que acudir a trabajar a la cantera de Laminoria por los dos positivos que se dieron entre sus compañeros.
Ángel María Andújar recorre cada día 200 kilómetros para proveer de pan a cientos de vecinos de Espejo, Bóveda y otras localidades cercanas. «No ha sido el mejor día de venta», lamenta
José Ángel recoge decenas de fardos de paja en Valdegovía para producir biomasa y dar de comer a las vacas de los ganaderos cercanos.
Narcisa, de 86 años, acude a tirar la basura en Villamaderne. Es el único momento en el que sale de su casa.
Maribel Bolinaga, a la izquierda, despacha pan y huevos a buen ritmo detrás de la pantalla protectora que ella misma ha fabricado y a la que denomina «el invento». Su panadería es una de las tiendas más ajetreadas de Espejo.
