«El cómic vive una época dorada»
La tienda Caracola que comenzó vendiendo casetes cumple 25 años. «Ha cambiado tanto como la ciudad»
«Los de las gominolas enfrente de los cines. Es como nos conocen todavía muchos en Vitoria, aunque no sepan el nombre de la tienda». ... Pablo Gorasabel (San Sebastián, 1965) lleva 25 años al mando de Caracola Cómics. Cuando comenzó ni siquiera el comercio tenía ese apellido referido al mundo del tebeo. Esos multicines Guridi a los que se refiere son ahora un supermercado y lo que despachaba allí, aparte de chucherías, eran cedés y casetes.
El local ha cambiado. «Tanto como la ciudad», dice. Abrió sus puertas en el número 5 de la la calle San Prudencio un 7 de julio de 1994. Recuerda que entonces los discos más vendidos eran ' Tragic Kingdom' de los californianos No doubt y un directo del supergrupo Los tres tenores, formado por Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo. No duró mucho como negocio musical, apenas un par de meses. «Había tiendas de discos que los vendían más baratos al público que a nosotros los proveedores», recuerda. De aquella apuesta inicial pasó a la venta de artículos de marcas populares como Disney. Las camisetas de Taz y sobre todo de Piolín arrasaron. Su venta aumentó al calor de taquillazos como 'Space Jam' (1997). «Durante tres años no había quien no tuviera una camiseta de Piolín», comenta acerca del efecto «salvaje» de aquellos dibujos animados.
«Eran otros tiempos», repite. Los fenómenos de nuestros días no se prolongan tanto. «Ahora todo gira muy rápido. Si algo se vende durante tres o cuatro meses seguidos pasa algo raro, ya es demasiado tiempo», asegura tras el mostrador. El año pasado, 'Juego de Tronos' despuntó en ventas. Ya no tanto. Y las figuras de personajes de 'Fortnite' dejaron de estar en boga hace seis meses.
Mientras lo cuenta, una clienta abre la puerta y pregunta precisamente por esos muñequitos sacados de un videojuego. No cabe duda de que el negocio se alimenta también de esa pujante industria y de fenómenos cinematográficos con camisetas, tazas, pósteres... «Estamos en una época muy visual. Todo lo relacionado con videojuegos se vende muy bien. Y ahora también está muy de moda que los youtubers saquen cómics», comenta acerca de las últimas tendencias.
La identidad de Caracola como un rincón especializado en bocadillos y onomatopeyas comenzó a imprimirse con la entrada del nuevo milenio. Hace 18 años, no más. Los verbos renovarse y adaptarse se repiten a lo largo de la conversación con Gorasabel, quien se enganchó al mundo de los tebeos en los ochenta y retomó entonces la afición con más intensidad. La última reforma del espacio de la calle San Prudencia se realizó hace tres años, cuando habilitó un pequeño salón de estar donde el cliente puede tomar café, echar una ojeada a las novedades o leer la prensa.
«El cómic vive una época dorada, como en los ochenta», afirma. Al centenar de clientes habituales se le suman las compras navideñas. La prueba del buen momento del sector es que el año pasado se abrió en Vitoria la cuarta tienda especializada, Omega Center, que se suma a Caracola, Zuloa y Ronin.
Contra el gigante
A pesar de ese 'boom' y de rodearse de superhéroes, siempre hay una amenaza. «Ahora mismo, nuestro gran enemigo es Amazon. No son los centros comerciales ni es la crisis», asegura Gorasabel. Él, autónomo, desconoce la receta para evitar que el gigante de Internet arrase con los comercios locales. «No sé la solución. Quizá tengan que tributar y pagar impuestos en el país donde venden», esboza.
También la situación del centro de Vitoria afecta. «Vas a cualquier ciudad de alrededor, incluso Burgos, y el centro sigue estando lleno», comenta Gorosabel, quien reivindica un mayor apoyo al sector por parte de las instituciones. «Al igual que se hace campaña con 'El silencio de la ciudad blanca'». Nombres como Altarriba, Nacho Fernández o la publicación el TMEO tienen acento local. «Y el mundo del cómic no para», reivindica quien supo cómo levantar un negocio y reinventarse sin dejar de vender gominolas.
La apuesta de cara a 2020: seguir atrayendo a grandes firmas del cómic
«No tengo ya casi ni sitio dónde colgarlos». Los escritores y dibujantes de cómics que pasan por Caracola dejan su huella en forma de dedicatoria. Además, este año Gorasabel ha apostado fuerte por las firmas de ejemplares y atrajo hasta la tienda a figuras como Paco Roca, Pedro Colombo, Agustín Ferrer Casas, Miguel Ángel Martín, David Rubín o Antonio Altarriba, quien vendió alrededor de 60 libros en su presentación, una cifra a la altura de las que se consiguen en ferias. De cara a 2020 confía en sentar a autores de DC y Marvel «aprovechando que firmen en alguna ciudad de alrededor».
También han pasado, por caja otras personalidades como el presentador Christian Gálvez o Chicote aprovechando el FesTVal -«muy simpático, lo contrario que en la tele»-. Del mundo de la música Loquillo -fan de 'Estela plateada'- y Brian Setzer de Stray Cats, tras actuar en el Azkena. Y ha habido personajes como el arqueólogo Eliseo Gil, acusado de las falsificaciones de Iruña-Veleia, que le ha comprado alguna de esas historias de ficción que tan bien se acompañan de dibujos.
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