El maestro de Amberes con el que Celaya saldó su deuda
La pinacoteca del paseo Fray Francisco de Vitoria exhibe seis cuadros del pintor flamenco Peeter Sion. Es la primera de las muestras que darán a conocer la colección de 85 piezas entregada por el empresario
A primera vista no es fácil identificar las escenas. Pero si se observa con más atención esa serie de seis pinturas, bajo el título de ... la muestra 'Una historia de Judit y Holofernes', puede seguirse casi como en una narración de cómic el episodio bíblico que relata cómo esa mujer logra liberar a su pueblo de un gran enemigo. Para ello, lo engaña simulando que se rinden, gana su confianza y finalmente lo decapita aprovechando un banquete en el que él se embriaga.
Esa secuencia se despliega en la exposición del Museo de Bellas Artes de Vitoria a través de los óleos pintados sobre cobre de Peeter Sion (Amberes, 1624-1695), un pintor flamenco de la Escuela de Amberes. Unas piezas que forman parte de una larga lista de obras que fueron entregadas a la Diputación de Álava como pago en especie de una deuda tributaria contraída por la Fundación Juan Celaya en 2022. Como detalla Fernando Tabar Anitua, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, Sion trabajó para el taller del empresario artístico Willem Forchondt, que orientó gran parte de su producción al mercado español. «Era un pequeño maestro que quedó eclipsado por Rubens, Van Dyck y Jordaens, como otros. Hubieran brillado mucho más de no ser por esos tres grandes», apunta el encargado del catálogo.
Tabar destaca que es poco habitual que una serie de arte flamenco del siglo XVII se conserve completa en la actualidad. Esa es una de las particularidades de las seis obras ('Archior en el campamento de Holofernes', 'Judith abandona Betulia para encontrarse con Holofernes', 'Encuentro de Judith y Holofernes', 'Judith y Holofernes en la mesa del banquete', 'Judith muestra la cabeza de Holofernes en Betulia' y 'Descubrimiento del cuerpo decapitado de Holofernes'), que se pueden ver hasta el 14 de septiembre en la pinacoteca vitoriana. «Son como las viñetas de un cómic o las escenas de una obra teatral u ópera. Casi como una narración en escenas, ordenadas cronológicamente, se pueden seguir Biblia o, en este caso, catálogo en mano», explica. «Nada sabemos de dónde ni a quién pertenecieron en origen estas obras», comenta Tabar.
El personaje principal es Judit, con una vestimenta dorada que ayuda a seguir el relato. En seis cuadros se narran doce episodios de la historia de Judit y Holofernes. El esquema se repite, con una escena principal en primer plano y otra al fondo. No necesariamente se destacan los actos más espectaculares. «Por ejemplo, el pintor prefiere describir la decapitación de Holofernes en segundo plano», señala Tabar sobre estas piezas realizadas sobre láminas de cobre.
Exposición «inédita»
En la vestimenta se mezclan atuendos del siglo XVII con otros orientales, como turbantes. «Es una indumentaria teatral. No van vestidos como en el Antiguo Testamento porque no se sabía cómo se vestían, pero tampoco como en el siglo en que se realiza». Las seis pinturas de Judit y Holofernes recibidas por la Diputación de Álava lucen ahora por primera vez expuestas al público. Sara González de Aspuru, directora del Bellas Artes de Álava, subraya su exhibición «inédita» y la pretensión de seguir dando a conocer algunas de las obras del catálogo de la Fundación Juan Celaya. «Se encuentran piezas magníficas e inéditas como ésta. Queremos difundirlas y no guardarlas», resalta.
Ana del Val, diputada de Cultura, destaca el valor de la colección procedente de la Fundación Celaya, compuesta por 85 piezas con la que se cubrió una deuda de 4,3 millones de euros en concepto de Impuesto de Patrimonio. Estas piezas han sido sometidas a una limpieza, ya que se encontraban «pequeñas grietas y barnices sobre la capa de color», detalla Cristina Aransay, jefa del Servicio de Restauración, que señala que también se realizaron muestras de pigmentos para cotejarlos con la cronología conocida.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión