Cinco concejos alaveses plantan una hectárea con especies autóctonas

Los bosques tienen un reconocido papel como sumideros de carbono. En los últimos años las iniciativas para aumentar la masa forestal del territorio han sido varias, promovidas desde distintas instituciones, pero con un factor común: la mano de obra voluntaria. No son pocos los alaveses que se prestan a recuperan zonas degradadas. Una de estas iniciativas es el proyecto 'Un pueblo, una acción por la diversidad', que entre finales del año pasado y principios de este consiguió replantar cuatro parcelas de Legutio, Zárate, Ollávarre, Víllodas y Amézaga con especies autóctonas.

Financiadas por la Diputación y la Fundación Vital, la más grande de estas intervenciones ha sido la llevada a cabo en Víllodas. Muy cerca del conocido puente, se derribaron unas choperas. El concejo pidió renaturalizar ese espacio –una hectárea– con especies propias del bosque de ribera como alisos, olmos o fresnos. Las manos de 104 estudiantes de Formación Profesional del IES Murgia y de la ESO del IES Badaia de Nanclares hicieron el resto. «Tuvimos que retrasarla a principios de enero por el efecto de las inundaciones», explica Unai Zubia, coordinador de esta iniciativa.

«Queremos que los propios habitantes sean custodios de sus la riqueza de sus pueblos», señala como espíritu principal la directora foral de Medio Ambiente, Natividad López de Munain. En ese sentido, los vecinos de Legutio, Ollávarre y Amézaga fueron los encargados de sembrar parcelas de sus Juntas administrativas. En Zárate, por ejemplo, el objetivo era recuperar una especie autóctona que había desaparecido del paisaje de sus vecinos. Hoy el puede presumir de tener 800 metros cuadrados de lo que, dentro de unos años será un bosque de castaños. «Primero se explicó la importancia de la recuperación de esta especie y contamos la experiencia de la Red de Semillas de Euskadi y con voluntarios del pueblo de Apellániz». El pasado enero transplantaron unos ejemplares «resistentes que estaban en el vivero del IES Murgia».

Si bien habían zonas degradadas por una inclemencia meteorológica, también se recuperaron zonas afectadas por la mano humana. En Amézaga se intervino en una antigua escombrera llena antaño de material de obra abandonado. «Ahora es un pequeño jardín a las afueras que hemos sembrado con aromáticas como lavanda, romero y tomillo para potenciar la polinización», detalla Zubia. Mismo objetivo que Legutio, que plantó 70 ejemplares de arbustos y 75 en Ollávarre.

Con estas actividades se dan por finalizadas las acciones de este proyecto ecológico. «Si el año pasado se centró en Gorbeialdea, ya estamos testando a los ayuntamientos para llevar estos proyectos a la Llanada», anuncia López de Munain. Una iniciativa que sigue los objetivos de otras actuaciones recientes como la del humedal de Pedroko, en Salvatierra, donde URA plantó 4.430 ejemplares de especies autóctonas húmedas. También el proyecto con el que el Ayuntamiento de Navaridas busca replantar un encinar en 0,56 hectáreas del paraje de El Monte o la gran bellotada del año pasado que reforestó las laderas de Mezana –entre Laguardia y Lapuebla– con 7.000 de estas semillas.

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