«Soy ciego, pero ahí no se acaba la vida»
El vitoriano Javier Rojas será el primer invidente en hacer una expedición ártica sin barras direccionales. «Voy con total seguridad», dice
«Yo me apunto a un bombardeo. En el sofá no me quedo», explica Javier Rojas, un vitoriano de 50 años que se convertirá en ... el primer ciego en hacer una expedición ártica sin barras direccionales. Ese carácter alegre y optimista le ha acompañado durante toda su vida y con él afrontará esta gran aventura que comenzará el 20 de Febrero en el Parque Natural de Hardangervidda (Noruega). Su mensaje: «Que todo es posible. Yo lo hago por mí, pero si esto da ejemplo a otras personas, pues fenomenal. Quiero animar a más gente a que no se queden en el sofá, que aunque no se vea no se acaba la vida».
Rojas sufre de retinosis pigmentaria, una enfermeda degenerativa que le hizo perder poco a poco la visión. El vitoriano llevaba un estilo de vida activo, incluso llegó a convertirse en campeón del mundo de 'powerlifting', una modalidad de levantamiento de pesas, en 1997. Pero llegó la enfermedad. «El bajón fuerte me dio cuando tenía 27 años, pero el tema de la ceguera estaba en casa y se sabía lo que era. Pasé un par de años mal porque dejé de tener una actividad plena y perdí muchas habilidades». Y luego, con 35 volvió a sufrir otra pérdida de visión. «Ahí perdí la capacidad de leer y escribir», sin embargo mantuvo el espíritu de superación. «Siempre me he levantado».
Aficionado al senderismo, su discapacidad no le ha impedido hacer lo que quería. Ha escalado montes como el Gorbea, el Txindoki y la Senda de Camille en Pirineos. «Cuando estuve en la Senda me dio un cambio por dentro y volví a ser feliz. Me sentía el hombre más feliz del mundo. Fue brutal», recuerda.
Con dos guías habituales
La expedición ártica tendrá como singularidad que la realizará sin barras direccionales. Son unas barras de dos metros de largo que llevan los guías de manera que marquen el camino a las personas invidentes, pero Rojas decidió prescindir de ellas. «Voy a ir suelto y libre. Es lo que me gusta y me apetece. Me ayudaré del sonido de la nieve», augura.
En Hardangervidda se tendrá que enfrentar a la climatología Noruega: ventiscas y temperaturas de menos quince grados. «Tampoco he tenido curiosidad por enterarme, porque así me asusto menos», bromea. Aun así se muestra confiado ya que irá bien acompañado de Yosu Vázquez y Alfonso Antúnez, sus guías habituales. «Voy con total seguridad», adelanta. Rojas se siente impaciente por empezar la expedición: «Vamos a hacer cosas muy interesantes, aunque sin metas definidas. Haremos alguna parada para pescar en el lago, cortar el hielo...», apunta.
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