Centenares de familias vitorianas eligen ya comer en un restaurante el día de Navidad
Cada año son más los locales que abren para atender a clientes que «no quieren liarse» pero mantienen la tradicional reunión
¿Dónde comemos en Navidad, en casa de mi madre o en la de la tu hermana? La tan manida pregunta (con estos parentescos familiares ... o los que el lector desee) cuando se acerca el 25 de diciembre ya ni se la plantea en muchas familias alavesas. ¿Por qué? Porque han optado por comer fuera de casa. Nada de horas y horas entre fogones y cazuelas, nada de montar una mesa con decoración especial y manteles bordados con acebos, nada de fregar y recoger después... Y tampoco de comer sobras durante días. La opción de ir a un restaurante gana peso según pasan los años.
De hecho, cada vez son más los establecimientos que abren sus puertas para esa comida. Algunos lo han hecho desde siempre, como el Arimendi, el restaurante del Jardines de Uleta que cumple diez años. O como El Portalón, que sirve esta comida desde hace 12 navidades, o el Quejana, el comedor del NH Ciudad de Vitoria. Otros se han ido incorporando según han visto crecer la demanda, como el Zaldiaran, que abrirá por segundo año consecutivo. Y claro que hay que siguen cerrando, pero algunos ya se plantean «tener que abrir», como el Andere, «porque cada vez nos lo piden más».
Aunque cambie el escenario, el espíritu del almuerzo del día 25 se mantiene. «Es una comida familiar», responden de forma unánime desde todos los establecimientos consultados por este periódico. «Suelen ser grupos numerosos, algunos de veinte personas, por ejemplo», comenta Leire Aramburu, directora del hotel Ciudad de Vitoria que, como otros muchos locales, ya tiene el restaurante completo para ese día. En algunos casos se produce esa otra tradición de 'un año en cada casa' «y repiten con nosotros cuando le toca organizar al primo 'x' o a la hermana 'y'», detalla desde el Canciller Ayala su directora, Gema Guillerna. Aunque también están «los fijos de siempre, e incluso los que reservan de un año para otro», añaden desde El Portalón.
En los menús que elaboran los cocineros se busca ese guiño a los platos que no pueden faltar en Navidad. «Siempre hay algo de marisco, por ejemplo, siguiendo las costumbres de casa», indica Juan Antón, del Zaldiaran. En él, como en todos los demás, ese día se sirve un menú cerrado. «Tenemos que estar seguros de que todo sale bien» y con esa fórmula se garantiza. Además, «hay que agilizar el servicio», añaden desde ElJardín de Amarika, donde también advierten de que para ello «hay que ajustar los horarios». Es otra de las cuestiones que se repiten en los distintos establecimientos. Podría decirse que es similar a un banquete de una boda y se va sirviendo a todos los comensales del salón al mismo ritmo. «No tenemos la presión de los horarios de Nochevieja, que hay que llegar a las uvas, pero con los menús va todo más rodado», comentan desde el Zabala.
La opción del catering
Con esta fórmula, los comensales tienen claro también cuál será el desembolso económico. Los precios de los menús varían partiendo desde los 40 euros, aproximadamente, y acercándose a los 80 en algunos casos. Pensando en que en muchas familias hay niños, la versión infantil es otra de las posibilidades que se puede acordar con los restaurantes que apuestan «por adaptarse» a las necesidades del cliente.
Esa demanda es la que ha llevado a abrir sus puertas a más de uno que inicialmente se resistía. «Comer fuera está en auge en los últimos años», admiten desde el Arkupe. «Y cada vez aumenta más la opción del catering», afirma Nahikari Alonso, desde el Jardines de Uleta, que también ofrece este servicio en el que no es necesario adquirir un menú completo. «Hay quien se lleva los canapés o solo el plato principal», añade. Tanto este caso como el de acudir a un restaurante se eligen «para no liar a nadie, sobre todo a las madres, en la cocina», coinciden. En el lado opuesto están los trabajadores de los restaurantes. «A la gente le cuesta trabajar ese día», admite Guillerna. «Pero también es importante que no falte el trabajo», añade Antón.
Interés por la cena del 24
Los cambios en las tradiciones navideñas no han podido, al menos de momento, con la cena de Nochebuena. Por ahora, lo normal es hacerla en casa, pero ya hay quien preferiría cenar en un restaurante. La demanda existe. Así lo han comprobado en algunos establecimientos hosteleros. «Nos llaman preguntando», admiten en más de uno. «Las peticiones cada vez son mayores, pero nosotros nos resistimos por ahora», explica Guillerna. «Primero fueron los cotillones, luego Reyes, después Navidad, y no sabemos si la tendencia llevará a abrir también en Nochebuena», comenta Aramburu.
En su contexto
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60 euros de media cuesta el menú especial del día de Navidad. Los precios oscilan, en su mayoría, entre los 40 y los 77 euros. Todos incluyen platos típicos de estas fechas y muchos, copa de cava.
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Menú cerrado. La opción de comer a la carta queda eliminada para el día de Navidad. En algunos dan a elegir entre uno o dos menús y en otros, la posibilidad de cambiar un plato o decidir entre dos alternativas, pero con todo concertado de antemano.
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La última moda. Comer en Año Nuevo o Reyes fuera de casa es habitual para muchas familias, que incluso están de viaje o se reúnen con amigos. Más novedoso es acudir a un restaurante en el mediodía del 25 de diciembre, aunque también es cada día más frecuente.
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