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Es objetivo que los vecinos del Casco Medieval de Vitoria tienen un déficit de verde. En el barrio hay menos de cinco metros cuadrados ... de zonas verdes por residente. «Es mucho menos que el promedio de la ciudad, que es de 14-20 metros cuadrados por habitante», sentencian los técnicos del Centro de Estudios Ambientales. Naturalizar la 'almendra' y dar con ello más calidad de vida a sus habitantes resulta crucial. Pero antes de sembrar el barrio de jardines al tuntún, los biólogos quieren un diagnóstico más exacto de la riqueza y abundancia de aves y polinizadores entre sus parterres, plantas, árboles y parques. Son cruciales para la regeneración de los ecosistemas.
Pues bien, en el caso de las mariposas, abejas y sírfidos (moscas de las flores) el recuento ha sido flojito. El CEA visitó el pasado año entre abril y septiembrelos los cantones de Anorbín, Las Carnicerías y Santa Ana, la calle Nueva Fuera, el Pasaje de San Pedro, el parque Martin Ttipia y la plaza Etxauri. No es que haya muchas abejas ni mariposas. En algunos de estos rincones, ni siquiera una.
El recuento fue el siguiente. En Anorbín «no se observó actividad de polinizadores» y tampoco en Las Carnicerías, «a pesar de la presencia de algunas plantas ornamentales». No hubo más suerte en las inspecciones del cantón de Santa Ana. «De nuevo no se observaron polinizadores, dado que el espacio es principalmente urbano sin vegetación que atraiga a estos insectos».
En Nueva Fuera, donde hay arbustos en alcorques-jardineras, había cierta esperanza, pero el resultado del conteo fue «pobre, con sólo dos ejemplares de mariposas». Y en el Pasaje de San Pedro se vio una mariposa (una preciosa 'Aglais io' o Pavo Real) y hasta ahí. Con Martin Ttipia, la cosa prometía algo más, ya que cuenta con árboles y vegetación atractiva para polinizadores pero los observadores sólo pudieron apuntar en sus cuadernos de campo una abeja y una mariposa.
Sólo la plaza Etxauri arrojó buenos resultados. En la primavera y durante el verano se dejaron ver revoloteando junto a sus flores nada menos que 59 abejas, 22 mariposas y 31 sírfidos. La razón hay que buscarla en su mayor biodiversidad vegetal, lo que deja claro qué tipo de vegetación se debe implantar en el Casco Medieval para atraer a esos vitales insectos.
«Con la naturalización del Casco Medieval queremos implementar un programa de reverdecimiento que mejore la calidad ambiental, la resiliencia y la biodiversidad del barrio transformando espacios urbanos», explica el concejal de Medio Ambiente, el socialista Borja Rodríguez. La idea es instalar jardineras comunitarias, muros verdes itinerantes y otros elementos vegetales y de paso conectar mejor la infraestructura verde de la ciudad, lo que en su día se llamó el 'anillo interior'.
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