El campo pierde 2.000 hectáreas en Álava pero mantiene su producción
El cultivo de girasol se duplica en plena crisis del aceite de oliva y de las tomateras alavesas ya brotan 1.700 toneladas
En plena 'agrofuria', el sector primario pierde terreno en Álava. El descontento de los productores, cocinado a finales del año pasado y puesto a prueba ... en una primavera repleta de tractoradas, va a más en un curso en el que el territorio ha perdido 1.825 hectáreas de suelo agrícola. O lo que es lo mismo: el primer sector cultivó el año pasado cerca de dos millones de metros cuadrados menos que en 2022, casi un 3%. Así lo reflejan los datos de superficie y producción agraria del Gobierno vasco. La agricultura alavesa, que junto a la ganadería aporta el 1,37% del producto interior bruto (PIB) según Eustat, ha retrocedido en superficie en prácticamente todos los cultivos.
En su contexto
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535.591 toneladas de grano, fruta y verduras fue el resultado que obtuvo el agro alavés de su trabajo anual. El 2023 estuvo marcado por una mala cosecha de cereal.
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La remolacha, la reina Es el producto que mejor rendimiento aporta: cada hectárea aporta 86.000 kilos de azúcar. Le siguen las patatas, el maíz, la alfalfa y los tomates, beneficiados por los cultivos hidropónicos, que además requieren de menos tierra.
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25 millones de litros de vino menos Las barricas han recurrido a la destilación y a la cosecha en verde para paliar la crisis de excedentes que presenta el sector. La uva, valor refugio, ya representa uno de cada cinco kilos salidos del campo alavés.
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3.690 hectáreas menos es el balance que sacan los cultivos de trigo, cebada y avena de un año para otro. Pierden un 9% de su superficie. El centeno y el maíz son las únicas especies que ganan peso.
Alfonso Saénz de Cámara es de las personas que mejor conoce el sector primario del territorio. Dirige la cooperativa Udapa, el gigante de la patata alavesa. El dato, frío, le sorprende cuando atiende a este periódico. «Se están abandonando explotaciones, muchas veces porque no hay relevo generacional o porque son pequeñas y no son viables», explica. Sobre la falta de 'vocaciones' pone un ejemplo muy gráfico: «Hay gente jubilada que sigue en el campo con sus explotaciones porque no hay nadie detrás para coger el testigo».
Álava ya produce casi 9.128 toneladas de esta herbácea, cerca de un 7% de la producción agraria
La nota positiva frente al retroceso en superficie agrícola la ponen los rendimientos, que han mejorado notablemente y han hecho que la producción no sólo no decaiga, sino que crezca. Del territorio, según los datos que obran en poder de Lakua, han brotado 535.591 toneladas de alimentos.
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Entre esos nutrientes 'made in Álava' sí que ha cambiado la composición. El precio del grano, alterado desde el estallido de la guerra de Ucrania y disparado por la sequía, ha hecho que los agricultores opten por tener cerca de casa el alimento para su ganado. Con todo, la situación no es como la del año pasado, con la tonelada de alfalfa a precios de hasta 400 euros en las lonjas. Hoy vale alrededor de 160 euros. La veza, la alfalfa y el maíz para forraje siguen cotizando al alza frente al cereal. Estos tres cultivos han ganado 1.422 hectáreas y, entre los tres, destaca la alfalfa, que ha aumentado en un 58% tanto su producción como su superficie.
Los guisantes, las habas y los pimientos han desaparecido u ocupan un papel residual
Entre los productos que crecen destacan dos especies más: el girasol y el tomate. El primero ha experimentado un crecimiento sin precedentes precisamente cuando el aceite de oliva está disparado de precio. El herbáceo amarillo ha aumentado su ocupación en 981 hectáreas y de sus cultivos han salido 9,11 millones de kilos, casi el doble de los 4,72 cosechados en 2022.
Pese a todo, Sáenz de Cámara enmarca esta pujanza dentro de un «movimiento especulativo» de los agricultores y no tanto en una tendencia. «El girasol, además, es un producto que se usa cuando hay problemas de siembra. Como se siembra en mayo o junio siempre puede ser un último recurso», explica en conversación con este periódico.
Otro de los cultivos que ha ganado peso es el tomate, una especie no muy ligada al territorio, pero que cotiza al alza. Más allá de la polémica instalación de Cultivos Araba en Tuesta, las tomateras alavesas ya producen 1.680 toneladas de una de las hortalizas más codiciadas del verano. En Álava se distingue, además, por su buen rendimiento. Cada hectárea -están extendidos los cultivos hidropónicos o sin suelo- aporta 28.000 kilos al mix alimentario del territorio.
El cereal cae un 9%
Tomates aparte, el resto de las especies hortofrutícolas siguen en retroceso. El guisante confirma su desaparición de Álava tras cuatro años sin producción -en 2015 los productores elaboraban más de 300 toneladas- y otras especies como la coliflor, las habas, el ajo, el pimiento o la lechuga ya sólo ocupan un papel residual.
De los campos alaveses brotan 40.000 toneladas de veza. Esta especie ya es la cuarta más cotizada entre los agricultores
Los datos del Gobierno vasco ponen cifras exactas al desastre del cereal durante el año pasado. En un año con granizo y sequía y que productivamente fue «nefasto» para organizaciones como la UAGA, se perdió mucha superficie de cultivo. Entre trigo, cebada y avena Álava se dejó 3.690 hectáreas de suelo agrícola en 2023, un 8,86% del suelo cultivado un año antes.
Menos vino
La vid, por su parte, arroja cara y cruz en su balance de 2023. La falta de rentabilidad del vino se manifiesta de dos formas. Por un lado, se vende menos vino: el impulso decidido a la eliminación de caldos a través de la cosecha en verde y, especialmente, de la destilación, hicieron que Álava se quitase 25 millones de litros de vino de un año para otro. Es el equivalente a diez piscinas olímpicas llenas de mosto.
La cara es que muchos viticultores han cambiado el vino por el fruto del que se obtiene. La uva ha sido un valor de refugio para los agricultores y la producción del fruto ha crecido hasta las 98.357 toneladas. Sólo el trigo gana en peso al fruto de la vid.
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