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Berri Txarrak dice adiós a Vitoria
El grupo ofreció este martes su último concierto en la capital alavesa tras 25 años de carrera
«Parón indefinido» lo llama el cantante. Algo así como darse un tiempo en una pareja, en este caso, un trío. No parece traumático. Ni ... Gorka Urbizu ni Galder Izagirre ni David González se han ido a por tabaco desde el anuncio de retirada. Y sobre el escenario siguen mostrándose cómplices, se sonríen entre ellos y se divierten.
Anoche Berri Txarrak ofreció su último concierto en Vitoria. Como todavía les queda una treintena por delante no lo han planteado como una despedida, sino como una fiesta. Solo habían pasado cinco minutos de las nueve cuando Gorka Urbizu dijo «gabon Gasteiz» y empezó la descarga de 28 canciones en dos horas. Acompañando el saludo de cortesía sonaron los primeros acordes de 'Beude', la canción que mejor introduce esta gira de despedida y donde se menciona a la capital alavesa como «pulmón cultural».
Sin apenas respiro entre canción y canción con 'Iparra galdu' y 'Jaio.Musika.Hil' dejaron claro que no habría florituras ni grandes discursos. Nada de palabrería nostálgica más allá de las canciones. Tampoco confeti ni un despliegue de luces de estrella del pop. Hubo un agradecimiento reverencial, un guiño a Rosana -diciendo que eso de cantar al lado de Guaidó en Venezuela de poco sirve- y poco más hablado ante el público que abarrotó la sala Jimmy Jazz. Se centraron en un repertorio del que es difícil elegir las favoritas. De los primeros trallazos pasaron a 'Denak ez du balio' con el bajista haciendo las veces de Tim McLirath de Rise Against. Y volvieron a la (relativa) calma con 'Zertarako amestu' y un Gorka Urbizu divertido jugando con el riff de 'Paranoid' de Black Sabbath antes de empezar. Era solo un amago para introducir esa canción que se pregunta por el sentido de los sueños y que abrió el disco 'Jaio.Musika.Hil', quinto disco y primero como trío. Fue también cuando los miembros dejaron su trabajo para dedicarse de pleno a la música, una apuesta que no salió nada mal visto la manera en la que más allá de las primeras filas se dejaban la voz.
El gesto anoche solo se torció cuando falló la sintonía a la hora de conectar dos canciones. Su 'Oreka' -otra en la lista de las más coreadas- con la versión de 'Toro' de El Columpio Asesino, única canción en castellano. El mosqueo se reflejó en el cantante, pero duró lo que tardó en llegar el estribillo («te voy a hacer bailar toda la noche…»). Ya se había cumplido una hora de concierto. En el segundo bloque, los rapeos en 'Biziraun' o en la burlona 'Ikasten' y el tinte pop de 'Poligrafo bakarra' volvían a dejar la sensación de que las travesuras de la banda tenían que ver más con la autoexigencia y probar nuevos estilos que con abrirse a nuevos públicos. Luego llegó el primer bis. Con 'Eskuak', el público levantó las manos y las luces rojas se reflejaron en ellas. Quedaban la versión de Kop 'Sols El Poble Salva Al Poble', la más celebrada 'Ikusi arte' (hasta la vista) que ha dado nombre a esta gira y la coral 'Katedral bat'. En el último bis remataron con 'Maravillas' y 'Oihu' con ese grito de tanta hondura que remite a la etapa más metalera del grupo.
Es verdad que las canciones de Berri Txarrak no suenan a despedida, pero de momento solo hay billetes de ida. Lo aclaró una hora y media antes de comenzar el líder Gorka Urbizu a EL CORREO. ¿Cómo sienta que le pregunten cuando vuelven antes de marcharse? «No pienso en eso. Parón indefinido significa que no sabes cuándo vas a volver o si vas a volver. Y eso va a depender de todas las sensaciones que pueda tener, puede que no me apetezca tanto o lo eche de menos tanto que… No lo sé. Pero ahora que estamos de despedida es inútil y casi una falta de respeto hablar de volver».
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