La banda Viteri debuta en clave de rock sinfónico el sábado en la sala Mitika

«He estado relacionado con la música toda la vida. Con 21 años me compré una guitarra, he sido autodidact. Pero jamás he hecho nada en plan oficial», expone Iñaki Viteri. Agrega que, durante varios lustros, ha centrado su vena musical «en casa, con mi familia que me ha tenido que soportar».

El punto de inflexión para él tiene su origen en 2017, cuando inició con la profesora de canto con Estíbaliz Urkiza, dos años de técnica vocal, «reseteando todo y empezando un poco de cero». Al tercer curso, «me apunté en Armonía y Composición con su pareja, Aitor Rodríguez».

Y llegó la pandemia. «En este parón comenzaron a fluir melodías, empezamos a ponerles letras. Surgieron canciones que Aitor fue arreglando». Durante dos años y pico, el profesional con recorrido jazzístico ha marcado rumbos, «ha hecho una labor de producción musical muy importante», para dar lugar a un repertorio original. «No hay nada parecido en Vitoria», subraya quien en el panorama español ve algunos puntos de encuentro con León Benavente o Rufus T. Firefly.

Desde aquel confinamiento, «estar muchas horas en casa ha sido el detonante para que surgieran cosas, con la oportunidad de hacerlo con Aitor». Había 30 temas, de los cuales «muchos han caído en la papelera». Y 12 de ellos han pasado a constituir el repertorio que sonará el sábado en la céntrica sala Mitika.

En las canciones, según su autor, conviven ecos de Neil Young o Pink Floyd. En resumen, «letras con contenido, con mensaje, en castellano, sobre una base de rock sinfónico o progresivo».

En este cóctel de trayectorias diversas, «Aitor –bajo, también con sonido procesado como guitarra– viene más del jazz y el teclista (Iker Amuriza), de la música clásica». En la batería está Fer Heras, que ha estado en la base de Reverendo Parker, Dave & The Souldiers, Nena y Los Broncos o The Faithless. Y junto a Estíbaliz Urkiza, soprano y directora de c oros (Joyful Gospel Choir, el coro del campus alavés o Big Band José Mardones), la voz de Maitane San José completa la formación.

«Son profesionales de la música y el único al margen soy yo», subraya quien a su pesar bautiza al grupo con su apellido. «Tengo la fatalidad de ser un demócrata y fueron cinco votos contra uno, el mío», detalla el 'frontman' de la nueva banda de Vitoria, al que le gusta sembrar detalles irónicos en sus canciones y relativizar cuestiones oscuras o negativas.

«Le veíamos un talento natural para estar creando, creando y creando. No podía parar», aclara Estíbaliz Urkiza. «Fue una explosión, con cantidad de melodías y de cosas diversas que tenía dentro de toda la vida», recuerda quien admite que a partir de ahí se entró en desarrollar piezas en lugar de sumar y sumar ideas y retazos de canciones.

Aunque este inicio de singladura es más el ritual de la botella de espumoso contra el casco, Viteri ya zarpa. El compás ya apunta al próximo puerto, el estudio de grabación donde está previsto el desembarco para marzo. Iñaki Viteri ya empieza a mirar al horizonte como otro lobo de mar.