Amelia Baldeón, de rojo, acompañada por una de las restauradoras forales, a su llegada al Palacio de Justicia. Detrás, Eliseo Gil e Idoia Filloy. Rafa Gutiérrez

Baldeón admite que archivó una carta de un experto que dudaba de los hallazgos de Iruña Veleia

La exdirectora del Museo de Arqueología que firmó el acta que dictaminaba la «falsedad» de los grafitos asegura que «estaba muy presionada»

Amelia Baldeón, la que fuera responsable del Museo de Arqueología de Álava desde 1978 hasta 2009 y, por lo tanto, también en el momento en que aparecieron los grafitos calificados de «excepcionales» en Iruña Veleia, admitió ayer en el Juzgado de lo Penal número 1 que varios expertos le comunicaron sus dudas o reticencias en relación a la autenticidad de los hallazgos ya en 2006. Incluso por escrito, pero las archivó. Baldeón admitió haber recibido las «disidencias» de Isabel Velázquez, catedrática de la Complutense de Madrid; de José María Álvarez, que era director del museo de arte romano de Mérida, y del catedrático de la UPV Joaquín Gorrochategui. «Me entregó un escrito confidencial en un sobre cerrado y traía una copia que me leyó o comentó su contenido. Me mostró sus dudas respecto a algunas de las piezas y él quería dejar constancia escrita de que tenía algunas dudas». Sin embargo, la carta en cuestión «quedó en el archivo del museo de arqueología. No la abrí», reconoció Baldeón.

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El informe policial, que considera el caso como la «más grave falsificación de la arqueología mundial de los últimos años», constata que Baldeón hizo caso omiso a estos expertos y que guardó en un cajón durante dos años la carta que le entregó Gorrochategui, en la que ponía en duda la veracidad de los grafitos considerados excepcionales encontrados en el yacimiento romano de Iruña Veleia. «Palidecía cuando se lo contaba y me decía que no podía ser», declaró Gorrochategui a la Policía en la fase de investigación. «La responsable del museo no informó a sus superiores y no realizó ningún tipo de comprobación o gestión para intentar aclarar estas dudas», revela el informe.

Destinada al de Armería

Sin embargo, tras conocer la postura de estos expertos, Baldeón aconsejó a Eliseo Gil que instalara una cámara en el yacimiento, según testificó en el juicio, aunque las filmaciones no obtuvieron resultados significativos. La exresponsable del Museo de Arqueología, que participó en la comisión científico asesora de la Diputación que luego presentó la querella, firmó las actas de la última reunión, el 8 noviembre de 2008. A preguntas de la defensa de Eliseo Gil aseveró que «eran tiempos en los que se decían muchas cosas en un sentido y en otro». Sin embargo, confirmó que estaba de acuerdo con el dictamen emitido por la comisión y por ello lo firmó. Unos minutos más tarde testificó que «estaba muy presionada porque había una abundancia de protestas», pero se reafirmó:«Yo firmé ese acta». Unos días después de esa reunión mostraba en la páginas de ELCORREO su «disgusto, al comprobar con el contraste científico que las expectativas iniciales no se cumplían. Hay argumentos para decir que el material aparecido no corresponde a un yacimiento de esa época».

Unos meses después, en 2009, la diputada de Cultura Lorena López de Lacalle, que fue quien inició el proceso que desembocó en las dos demandas de la Diputación al equipo de Eliseo Gil por estafa y destrucción de patrimonio histórico, cesó a Amelia Baldeón de su puesto en el Museo de Arqueología y la destinó al de Armería. En ese momento, este periódico se puso en contacto con ella, pero rehusó realizar declaraciones. También ayer rechazó hablar para EL CORREO. Cabe recordar que Baldeón era directora foral de Patrimonio Cultural cuando estalló el escándalo de las cuevas de Zubialde, otro gran disgusto.

Con la declaración de Amelia Baldeón prosiguió ayer el juicio contra Eliseo Gil y Rubén Cerdán por una presunta falsificación de 476 piezas tardoromanas desenterradas del yacimiento arqueológico de Iruña Veleia. Este mediático proceso contó ayer con la presencia de una veintena de aspirantes a ertzainas desplazados desde la academia de Arkaute.

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La pieza con la representación del calvario.

Las restauradoras de la Diputación aseguran que las letras RIP podrían ser un «desconchado»

Las dos restauradoras de la Diputación foral de Álava que trataron las piezas procedentes de Iruña Veleia defendieron ayer la posibilidad de que las letras RIP del considerado «el calvario más antiguo de la cristiandad» sean un «desconchado» de la pieza cerámica «como la que hay bajo la mano izquierda del crucificado», desgranaron Isabel Ortiz y su compañera Paloma López.

Ambas coincidieron en que sobre la cabeza hay tres líneas verticales que, como en otros casos, representan la santidad del personaje representado. «Los fragmentos a veces tienen rayas que se pueden interpretar de manera diferente. Creo que son posibles faltas del barniz de la cerámica».

La labor de restauración de estas profesionales se ciñó a una veintena de piezas, aunque tenían entre 15 y 20 cajas para lavar, según testificaron. «Tratamos un par de cajas, hasta que apreció un ave con una ramita en el pico» grabada «en el cuello de una jarra de terra sigillata». «Nos avisaron de que si aparecía algún grafito diéramos aviso. En el momento en el que salió se llevaron las cajas de vuelta al Museo», declararon. A juicio de Ortíz, que restauró el ladrillo romano en el que consta la frase «Veleia Gori, Veleia Nova» asegura que tuvo que consolidarlo porque «el soporte estaba delicado. Intervine bajo binocular y con el bisturí, quitando las costras pero sin llegar hasta la superficie. Yo diría que tiene inscripciones antiguas», concluyó.

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