Tubacex vuelve al trabajo entre bengalas y fuegos artificiales
Tras la entrada en la fábrica, que ha terminado con aplausos, un grupo de personas permanece en la portería de las plantas de Llodio y Amurrio
Medio centenar de trabajadores de Tubacex esperaban desde las cinco de esta mañana en la puerta de las plantas de Llodio y Amurrio. A esa ... hora han empezado a llegar operarios en coche que se incorporan a sus puestos de trabajo después de 236 días de huelga.
El ambiente a esa hora estaba tranquilo y el grupo de la puerta fue creciendo porque algunos de los trabajadores que llegaban en coche, dejaron sus vehículos en el interior de la fábrica y se incorporaban a la concentración de la entrada.
La entrada conjunta en la planta de Llodio, entre bromas y saludos, se ha convertido en una fiesta, con bengalas de colores encendidas que sostenían varios compañeros mientras hacían un pasillo por el que han entrado una veintena de personas que se han incorporado hoy al trabajo en Llodio, algunas más en Amurrio. Forman parte de las 340 que recuperan este martes la actividad, aproximadamente la mitad de la plantilla que está inmersa en un ERTE hasta finales de año.
En Amurrio el ambiente ha sido parecido. Allí han desplegado una gran pancarta y medio centenar de personas ha escoltado la entrada. Entre ellas, algunos trabajadores de Tubos Reunidos que se han unido a los concentrados. La entrada en la fábrica, tanto en Llodio como en Amurrio se ha producido entre gritos de «en Tubacex no sobra nadie» mientras los coches que circulaban por delante de la portería de Llodio pitaban saludando a los concentrados.
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Tras la entrada en la fábrica, que ha terminado con aplausos, se han lanzado fuegos artificiales y una traca. Eran ya las 5.40 y un grupo de personas se ha quedado en las porterías, de donde han desaparecido la mayor parte de los carteles que han permanecido colocados durante los casi ocho meses de huelga. El escenario, sin embargo, todavía conserva restos de la protesta: un bidón de fuego en Amurrio, y las carpas que jalonan la entrada en Llodio, aunque en esta localidad ya está despejada la carretera que pasa por delante de la fábrica que ha estado cortada estos meses.
El presidente del comité, Eduardo Ibernia, ha explicado que «ha sido un acuerdo complicado. Pero estamos satisfechos por haberlo alcanzado. Hemos logrado que no haya despidos y quitar un recurso ante el tribunal Supremo, que era muy difícil. Me quedo con la solidaridad que se había echado en falta en las últimas décadas en la comarca, pero no tengo palabras para agradecer el apoyo que hemos recibido».
Por su parte, el diputado general de Álava, Ramiro González, realizó una valoración positiva del acuerdo. «Siempre he dicho que la solución a este conflicto tenía que llegar mediante la negociación y el acuerdo para garantizar el futuro de la empresa y la conservación de los puestos de trabajo. Yo siempre he dicho que había alternativas a la pérdida de empleo y éste pacto lo demuestra», destacó el máximo dirigente foral. «Si tengo que lamentar algo es la duración (del conflicto) haya sido tan larga y que haya costado tanto llegar a un acuerdo junto a cierta división que se aprecia en la plantilla a la luz de los resultados de las asambleas y las declaraciones de algunos trabajadores. Espero que esto sea una cuestión puntual y reine el buen clima en la empresa porque es fundamental para el futuro», remató.
Reacciones
Entre los trabajadores cunde una sensación contradictoria. Por un lado, de triunfo. «Ha valido la pena», explicó uno de ellos, satisfecho del acuerdo alcanzado. «Hemos conseguido que no haya despidos. Parecía imposible», resumía uno de sus compañeros incluido en la lista de despedidos, que podrá volver a su puesto. Por otro, decepción. «A ver qué pasa ahora. Con un ERTE y los salarios congelados, no vamos a cobrar mucho», reflexionaba otro. Muchos de ellos prefieren «no hablar», aunque se alegran de que «haya acabado la pesadilla». Para uno de ellos, «lo más duro ha sido pasarlo con la familia. También lo he visto con mis compañeros porque les ves cómo sufren, se preguntan si hay que seguir o no. En fin, ahora volvemos a la normalidad y nos tendremos que ver las caras en la fábrica con los que han decidido que sobrábamos y enfrentarnos al ERTE. Menos mal que las medidas que se van a aplicar son temporales».
Desde fuera, un trabajador jubilado cuestionaba el papel de los sindicatos en esta huelga. «No me parece bien que no hayan dejado votar a la plantilla, solo han podido opinar los afiliados y este es un tema importante que afecta a todos. Creo que ha faltado democracia», aseguró.
El padre de uno de los trabajadores de la empresa confesaba ayer que «mi hijo ha podido sobrevevir gracias a que, tanto yo como el resto de la familia, le hemos ayudado con lo que podíamos porque tiene que seguir pagando la hipoteca, la letra del coche y los gastos de todos los meses. Con la huelga no ha tenido ingresos y ya tenía ganas de volver a trabajar».
La noticia del fin de la huelga ha sido recibida con una enorme alegría en Llodio y Amurrio. «Hay mucha gente que depende de estas fábricas, y muchas empresas», señala una productora artesanal que todas las semanas ofrece sus artículos en el mercado de Amurrio. «Es una buena noticia. Todos conocemos a gente que lo ha pasado mal», señala otra.
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