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No llegan a media docena de ruiseñores de Japón, también conocidos como leiótrix piquirrojo (Leiothrix lutea) pero su presencia en Ayala inquieta. No tanto como ... en la película de Hitchcock, pero el colectivo Naturayala, integrado por naturalistas de la zona teme que puedan ser «las primeras aves catalogadas como exóticas invasoras con presencia en nuestra comarca», explicó Gustavo Abascal, miembro del colectivo. Son «originarias del sudeste asiático desde el Himalaya al sudeste de China, Birmania y Vietnam».
Han llegado lejos desde allí porque a finales de noviembre se localizaron cinco ejemplares en «el monte Utxati, junto a Artziniega y a comienzos de enero un vecino de Zuaza nos comunicó la presencia también de cinco ejemplares en un comedero para aves que tiene en su casa», explican en su blog.
Se han extendido tanto gracias a su capacidad de adaptación. Están cómodos en entornos forestales, no en áreas urbanas como ocurre con otras especies invasoras como las cotorras.
Sus colores brillantes y «un canto musical al que a veces se le ha comparado con el del ruiseñor» les han hecho muy apreciados, pero ¿cómo han llegado hasta aquí?. «Entre 1997 y 1999 fueron importados a nuestro continente cerca de 200.000 ejemplares», explica Naturalaya en su blog. A eso se unen los «escapes accidentales y sueltas intencionadas». Se adaptan fácilmente a vivir en cautividad y se ha ido extendiendo por Europa. Ya en 2000 se detectaron poblaciones en Europa y en veinte años se han duplicado hasta alcanzar Francia, Italia, España y Portugal, «aunque su presencia se extiende a un mayor número de países europeos».
Los ejemplares detectados en la comarca de Ayala responden a un comportamiento habitual en la especie. Después de la época de cría «forman pequeños grupos de entre cinco y doce ejemplares y exploran nuevos territorios en busca de recursos alimenticios pero aún no consta que se hayan reproducido» en la zona cantábrico alavesa. Los leiótrix piquirrojos localizados en Artziniega y Zuaza «responden a este comportamiento, aunque veremos si con el paso del tiempo aumenta su presencia y acaban estableciéndose también aquí», explicó Abascal. Es una especie invasora, pero no está comprobado hasta qué punto puede perjudicar a la fauna y flora autóctona. Para saberlo habrá que observar su comportamiento, aunque de momento, está prohibida su comercialización. Los pájaros que han llegado a Ayala pueden proceder del sur de Francia, apunta Abascal.
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