
Ver 13 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Ver 13 fotos
Inés Medina (Cáceres, 1950) sostiene que el arte es tanto una «herramienta de conocimiento» como una «necesidad absoluta». «Jamás elijo un estilo; solo obedezco lo que la intuición, el sentimiento o la percepción me dictan», asegura cuando presenta su trabajo. Esta reflexión aparece también en el cuaderno que acompaña la exposición individual 'Investigación analítica plástica. 1978-1995', que se inaugura este viernes (18.30) en la sala A3 de Artium y estará abierta hasta el 1 de junio.
La muestra recoge obras de su evolución artística desde finales de los años setenta, cuando era una de las pocas alumnas de la Escuela de Bellas Artes de Bilbao, hasta 1995, año en que se trasladó a Estados Unidos. En sus lienzos, de variados tamaños, dominan las figuras geométricas, con tonos amarillos, rojos y azules, y líneas de diferentes grosores. Un primer vistazo puede remitir al estilo de Piet Mondrian, pintor neerlandés y uno de los grandes referentes de la abstracción geométrica, cuya influencia Medina ha reconocido abiertamente. «Lo que escribió me llenó para siempre», confiesa la artista, quien cita además a Giotto, Velázquez, Cézanne, Oteiza y Basquiat como fuentes de inspiración.
La exposición de Medina, en imágenes
El estilo geométrico y depurado de Medina, basado en líneas rectas y sin presencia de figuras, tiene que ver con esa experimentación en torno a los planos de un lienzo. «Intenté desafiar a Mondrian y conseguir una tridimensionalidad pura», explica. La búsqueda de esa representación fue una constante en sus primeros años de carrera. Eso le llevó a experimentar en los años ochenta con programas de ordenador, utilizando herramientas tecnológicas para realizar «cálculos muy precisos de cada uno de los planos geométricos», lo que la convierte en una pionera en el arte asistido por ordenador.
Medina considera que logró su objetivo en obras como 'Mujer de doble ortogonalidad' y 'El espejo', ambas acrílicas de 1995. «Con esas obras decidí que había alcanzado la tridimensionalidad pura y me lancé a deconstruir los planos», explica, refiriéndose a una etapa de su trayectoria. En la entrada de la sala, el espectador se encuentra con 'El amarillo' (1980), una pintura monocromática. «Vi ese cuadro en un sueño y decidí pintarlo», recuerda acerca del origen de su impulso experimental.
Esta exposición representa el regreso de Medina a Vitoria, donde expuso por última vez hace cuatro años. En aquella ocasión, el Centro Cultural Montehermoso presentó 'Proceso de investigación psicoanalítica plástica sobre desigualdad y violencia de género', un trabajo que profundizaba en el uso del punto como figura geométrica, tema que prevalece en sus obras más recientes.
En el catálogo que acompaña la exposición, Medina reflexiona sobre su carrera en un diálogo cn loa comisaria Sara Abisambra, una conversación que retrata un recorrido no exento de dificultades. La artista comenzó sus estudios de Bellas Artes a los 26 años, siendo madre y habiendo trabajado previamente como administrativa y secretaria en empresas diferentes. Aunque compartió algunas muestras colectivas con artistas como Txomin Badiola, Juan Luis Moraza, Darío Urzay, José Chavete o Jesús Mari Lazkano, compañeros de promoción, Medina pronto se dio cuenta de que su condición de mujer representaba un obstáculo. «Ni los premios ni las plazas llegaban a mí, solo a mis compañeros. Me independicé del grupo por una cuestión social, por esas desigualdades entre hombres y mujeres. Seguí investigando por mi cuenta, porque me valgo perfectamente en solitario», explica. «Oteiza decía que el arte es para el hombre. Y yo siempre añado: y para la mujer», reivindica una artista que empieza a ser más reconocida en los últimos años.
La exposición también marca la inauguración de un nuevo acceso a la Sala A3 a través de la plaza externa del museo, lo que convierte esta muestra en un hito en la programación de Artium. Beatriz Herráez, directora de Artium, destaca que esta muestra se desplaza entre dos ciudades, Bilbao y Nueva York, «esenciales para comprender la producción de la artista». Algunas de las obras que se exhiben provienen del Museo San Telmo y del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Enrique Martínez Goikoetxea, comisario de la muestra, señala que las piezas abarcan desde la «primera experimentación con el expresionismo abstracto hasta el minimalismo y la abstracción geométrica».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Así se hace el lechazo deshuesado del restaurante Prada a Tope
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.