Borrar

Durante años llevamos a los alumnos/as hasta Gaceo a que vieran las pinturas. Bueno, también íbamos a ver las iglesias de Salvatierra, el dolmen ... de la Hechicera... pero sobre todo íbamos a Gaceo. Porque nos gustaba mucho, especialmente a mí, que en esa iglesia de San Martín me casé. El rito, cuando íbamos, era pasar por la casa del bueno del señor Donato, que descansó hace tiempo, le saludábamos, ya nos conocía de sobra, y le pedíamos que nos dejara la llave para entrar a la iglesia. El señor Donato se medio reía, siempre se medio reía, y nos la negaba: «No van a saber abrir la puerta, ya voy yo». Y se metía a la casa a buscar la llave.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo ¡Que hay que apagar la luz!

¡Que hay que apagar la luz!