«Este año ya hemos ayudado a 22 menores víctimas de abusos»
El proyecto Kekeli de Togo colabora con la Diputación alavesa desde hace una década y ha visitado el territorio para aprender de los centro forales
Ania Ibañez
Lunes, 12 de mayo 2025, 00:38
El proyecto Kekeli lleva en activo en Lomé, la capital de Togo, desde 2005. Fue entonces cuando agentes locales, instituciones y organizaciones relacionadas con la ... protección de la infancia plantearon la necesidad de abrir un centro especializado para la acogida y el tratamiento de menores víctimas de abuso. Las Carmelitas de la Caridad de Vedruna recogieron la propuesta y con apoyo internacional inauguraron el centro Kekeli en Hanoukupé. La ubicación estaba muy calculada: en el barrio con mayor incidencia de explotación infantil de uno de los páises más pobres de África. En él, los menores viven una precariedad absoluta. Veinte años después de esa apertura, Lucie Anne Mulata, coordinadora y educadora del centro, explica que en lo que llevan de año ya han ayudado «a 22 víctimas de abuso sexual».
Una durísima experiencia que Álava quiere revertir. A través de la Asociación Solidaria Vedruna (Solive) Mulata y su compañero Tsanja Afganon han visitado varios centros del Instituto de Bienestar Social de la Diputación (IFBS) detinados a la protección y ayuda de menores y personas vulnerables para aprender del trabajo que se hace aquí y aplicarlo en Togo. La última visita ha sido al servicio de atención integral amujeres víctimas de violencia sexual Tximeletak, que durante su primer año de andadura ha atendido cuatro casos a la semana.
El proyecto se desarrolla en el barrio con mayor explotación infantil de Lomé, la capital de Togo
En conversación con EL CORREO, Mulata destaca la ayuda que reciben por parte de la Diputación, porque «en mi país no tenemos apoyo gubernamental». Es por eso que a su vuelta quiere organizar una reunión con los responsables políticos de su municipio para pedirles más respaldo para los servicios que ofrecen. Entre ellos, tres locales.
Por un lado está el centro de atención diurna, diseñado para la reintegración social de los supervivientes de abusos y explotación, a los que se les presta acompañamiento socio-educativo. Además, cuando se trata con menores sin apoyo familiar, se dispone de una casa de acogida para ayudarles en su reinserción e integración familiar. Durante el día, les acompaña una educadora especializada, mientras que por la tarde lo hace una hermana de las Carmelitas para que «no les falta de nada mientras se quedan con nosotros».
Estigma social
Kekeli también creó el espacio Miledu en el mercado de Hanoukopé. Allí las vendedoras necesitaban ayuda porque «no sabían ni leer ni escribir». Además de cursos de dos horas, hacen talleres de animación infantil para niños de tres a cinco años y el espacio se usa para hacer campamentos urbanos. Este trabajo de sensibilización ha tenido sus frutos según la coordinadora. «Hay un cambio porque la gente habla y antes no lo hacían». En 2024 llegaron a ayudar a 129 niñas víctimas de abusos sexuales, pero, por desgracia, en muchos casos «esas asistencias no llegan a denuncia».
«En mi país no tenemos apoyo gubernamental», lamenta la coordinadora del programa
Mulata explica que los padres no quieren llevar los casos a juicio porque «para ellos es una vergüenza y una falta de respeto». El problema es mayor si el agresor es parte de la familia. En ese entorno «todavía hay mucho estigma social» y los casos no se llevan a los tribunales. Uno de los principales frentes de Kekeli es precisamente conseguir que la sociedad dé el paso de denunciar y así conseguir que disminuyan las cifras de víctimas. «El personal del centro está muy motivado para formarse y continuar mejorando, pero para poder avanzar se necesitan medios», concluye Mulata, antes de agradecer el apoyo que reciben por parte de sus socios y la Diputación de Álava desde hace más de diez años.
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