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Estela Baz se marchó de Euskadi con siete años. Virginia Carrasco
La amenaza de ETA vista por una niña

La amenaza de ETA vista por una niña

Estela Baz presenta hoy en Vitoria su libro 'Los niños de Lemóniz', donde retrata cómo los más pequeños vivieron la crueldad terrorista

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Viernes, 1 de febrero 2019, 07:22

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En casa de Estela Baz (Bilbao, 42 años) no se hablaba del terrorismo que atenazó a Euskadi durante décadas, pero desde la publicación de su libro 'Los niños de Lemóniz' (Espasa) se ha comenzado a tocar «un poco» el tema. «Mi madre se lo está leyendo», comenta. Su familia dejó atrás el País Vasco cuando ella tenía siete años y hace un par regresó, entre otros rincones, a la central nuclear que ETA puso en su punto de mira -la banda secuestró y asesinó en 1981 a José María Ryan, ingeniero del proyecto y compañero de trabajo del padre de la escritora- y que presta su nombre a esta obra que roza las 500 páginas. Su autora la presentará hoy, a partir de las 19.30 horas, de la mano de la Fundación Fernando Buesa en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa.

La idea de escribir esta novela, reconoce Baz, no fue «premeditada». «Una amiga estuvo con su hija en Alemania durante un atentado yihadista y me contó que, cuando estaban escondidas, su hija le dijo 'mamá, nos van a matar' y desde entonces no habían vuelto a hablar del tema», explica. A partir de esa conversación comenzó primero un trabajo de investigación para saber «qué les pasa a los niños» en este tipo de situaciones extremas y decidió después profundizar en lo que ocurría en Euskadi hace no muchos años. Aquel escenario se retrata en la obra desde la voz de varios niños -Ángela es la protagonista- porque ellos «ni juzgan ni tienen maldad, lo que facilita que la historia no se desvirtúe, y además hacen preguntas que dejan en jaque a los adultos por directas y obvias».

«Historias de familias»

En el libro que se presenta esta tarde en Vitoria, con la presencia de Marta Buesa y el historiador Gaizka Fernández en el acto, se desarrollan «historias de familias» que viven en el entorno de Lemóniz pero también en Madrid con «la cronología de los hechos» -a través de titulares de periódicos de la época- como hilo argumental. En su viaje por la geografía vasca para realizar «la composición visual» del relato dejó la visita a la central nuclear para el final. «Era un día de mucho viento. Subí cuesta tras cuesta con cuatro amigas y cuando llegamos se hizo un silencio inconsciente. Me costó mucho quedarme porque se me venían a la cabeza muchas cosas», recuerda esta licenciada en Dirección de Empresas y Marketing.

Los niños protagonizan esta novela que la próxima semana se presentará también en la capital madrileña pero en sus páginas se plasma asimismo «la fuerza de los padres». «Decoraban las situaciones con imaginación, creaban realidades falsas para hacer creer a sus hijos que eran libres», cuenta Baz, que destaca especialmente el esfuerzo que hicieron las mujeres. «En aquella época se tenían hijos muy jovencitas, con 25 años ya eran madres, y se convirtieron en auténticas heroínas».

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