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¿Has visto las películas inglesas? La bibliotecaria o la archivera es siempre vieja, con sus gafas y no habla mucho ni se comunica. Yo ... no he cumplido con ese estereotipo». Más bien al contrario, Camino Urdiain (Pamplona, 1950) comenzó muy joven su carrera profesional tras licenciarse en Historia y Geografía por la Universidad de Navarra. Y si algo ha caracterizado a esta gran investigadora y 'guardiana' de la memoria alavesa es su cercanía.
El trabajo de Urdiain está relacionado con poner orden y dibujar una línea del tiempo de siglos atrás hasta nuestros días. Jubilada desde hace una década, ha seguido investigando, como demuestra el libro publicado recientemente, 'Luces para la ciudad. Historia centenaria de la procesión de los faroles de Vitoria-Gasteiz. 1895-2024'.
Su carrera profesional comenzó en 1976 en la Diputación Foral de Álava, donde se hizo cargo de la recuperación de las ordenanzas de todos los pueblos. Más tarde se convirtió en responsable del Archivo de la Provincia y en 2002 pasó a dirigir el Centro de Documentación de las Juntas Generales de Álava. Precisamente allí, en la majestuosa sede de la calle Prado cita a EL CORREO en un encuentro con motivo de su reconocimiento como 'Alavesa del Mes'.
- Su primer trabajo tenía que ver con recuperar los archivos de los pueblos.
- Tenía que recorrer toda Álava, cada consejo, junta administrativa y ayuntamientos para recopilar sus documentos. En algunos casos los tenían en estanterías en la Casa Consistorial. ¡Pero en otros estaban en la carbonera de la casa del presidente de la Junta Administrativa!
- ¿Fue difícil?
- Tenía tres hándicaps entonces. Era mujer, era muy joven y era madre.
- ¿Hasta ese momento (años setenta) en el Archivo Provincial no habían trabajado mujeres?
- Fui la primera. Además cuando recorrí los pueblos, el antecesor ya era una persona de edad y estaba considerada el erudito local. Yo no podía serlo porque todavía no había escrito una línea. Observaba que había poca confianza.
- Se fue ganando a la gente.
- Iba hablando con la gente de sus costumbres. En algunos casos, incluso en plenas fiestas, me atendían. Entonces conocía todo en su corazón y conseguía información que me retrotraía al siglo XVI o XIV, y luego tenía que ordenar. Mi padre siempre decía: no amarás aquello que no conoces. Yo lo que hice fue conocer la vida de los pueblos.
- Con Micaela Portilla también viajó por el territorio para conocer su historia y arte.
- Fue mi maestra. Porque cuando Micaela venía por el archivo yo le contaba las prospecciones que había hecho y a veces me pedía que le acompañara por pueblos. Aquello era una lección magistral. Yo podía ver un documento y sabía qué tipo de información contenía. Pero es que ella lo sabía absolutamente todo de cada esquina, cada puente, de las columnas de una iglesia... Y me lo iba enseñando.
- Entró en la Real Sociedad Bascongada de su mano.
- Fue mi madrina y quien me presentó. Como curiosidad, siempre digo que la Real Sociedad Bascongada se me vino encima porque en una visita al depósito del Museo de Bellas Artes (donde había una gran documentación) encontré muchos documentos de ella. Fue al empujar a una puerta que se nos vino encima una estantería.
- ¿Qué más referentes ha tenido en su carrera?
- Para mí, el diputado de Cultura Félix Martín Latorre fue fundamental. Se lanzó sin cuartel a conseguir un edificio para el Archivo Foral. Él fue el artífice y es mi padre profesional.
- Se lo habrán pedido más de una vez. ¿Qué recomienda ver en Álava en una ruta tres días?
- Uff... ¡Hay tanto que ver que no bastan tres días! Por supuesto que hay que visitar Rioja Alavesa, pero luego a mí me descansan mucho las zonas de montaña. El Salto de Gujuli, por ejemplo. A mis hijos también les he llevado mucho al Puerto de San Adrián, miles de veces, y me encanta recorrer los caminos medievales. Además, las Salinas (de Añana) también me parecen que son un elemento muy diferenciador de Álava.
- ¿Valoran y conocen los alaveses su patrimonio?
- Me sorprende charlar con amigos que se sorprenden de lo que cuento. Siempre digo que para amar una tierra tienes que conocerla y participar en ella. Por ejemplo, con el libro ('Luces para la ciudad') sobre la historia de la procesión de los Faroles lo que pretendo es contar una historia bien documentada. Y que creas o no creas, lo vivas. Queda mucho por saber.
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