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La orden religiosa de los Dominicos ha reconocido a Alfonso Ruiz de Arcaute como víctima por los abusos sexuales que sufrió a principios de ... los años ochenta en la parroquia de Los Ángeles, cuando tenía 14 años. Detectan indicios de estos ataques en la iglesia de la calle Bastiturri por parte de un fraile, que ahora permanece apartado en un convento, y le «piden perdón por el sufrimiento que ha podido padecer».
- ¿Qué sensación le queda?
- Estoy satisfecho ya que han sido 12 años de lucha desde que tramité la denuncia formal y siento tranquilidad porque se reconoce que no estoy loco, que no soy el malo de la película. Aunque a mí me hubiese gustado algo más contundente, el comunicado tiene un estilo eclesial con afirmaciones poco claras y bastante matizadas.
- Le piden perdón, ¿usted personalmente les perdona?
- Claro, como buen católico. Y fíjate que podría perdonar incluso a mi victimario (el fraile dominico), aunque me duela que todavía sea incapaz de reconocerlo. También podría disculpar al antiguo párroco de Los Ángeles que decía que eran «tonterías» y a muchas otras personas, pero para hacerlo tienen que pedírmelo.
- ¿De qué sirve que se le considere como víctima 42 años después de los hechos?
- Confirma que no mentía, que yo era una víctima. A mí se me llegó a acusar de hacer daño a la Iglesia, cuando yo he seguido formando parte de la institución y trabajando a favor de ella. Hubo gente con la que trabajaba codo con codo en la parroquia que me dejó de saludar tras presentar la denuncia.
- ¿Desea recuperar esas amistades?
- Me gustaría que mañana nos encontrásemos por la calle y me dijeran: «Vamos a tomar un café». No espero que me pidan perdón, aunque me gustaría.
- Usted pide ahora una labor de reparación, ¿en qué se traduce?
- El victimario en mi caso fue apartado en 2010, semanas después de que yo registrase la denuncia, y yo no me enteré hasta 2019. Con eso no me basta. El Obispado ya me ofreció apoyo psicológico sólo por cinco meses, pero son temas que pasan factura y muchos necesitaríamos terapia casi de por vida. Esa falta de atención me ha llevado a una vida complicada y he perdido varios trabajos por depresiones profundas. ¿Necesito ayuda laboral o una compensación económica? Ninguna víctima quiere mendigar o vivir de la caridad.
- ¿Por qué razón retoman los Dominicos un caso que daban por cerrado?
- Por Facebook. El actual prior provincial leyó mis publicaciones, me mandó un mensaje diciendo que le preocupaba y vino a Vitoria para hablar conmigo para poder solucionarlo. Con los casos de pederastia, se ha comprobado que la Iglesia no habría avanzado si no fuera por la Prensa.
- Había quien cuestionaba su versión porque no lo denunció en los ochenta.
- No había mecanismos y yo, como muchas víctimas en forma de autodefensa, bloqueé aquellos horrorosos recuerdos hasta que reabrí las compuertas de la memoria al cabo de un tiempo. Recordé todo de manera nítida. Afortunadamente ahora ya se habla de este tema, existe transparencia y cualquier nueva víctima puede esteriorizarlo.
- ¿Qué le parece que la Conferencia Episcopal haya encargado una auditoría?
- Lo hace por la repercusión en la Prensa y busca ayuda en un despacho afín del Opus Dei, que son incapaces de reconocer los abusos en el colegio Gaztelueta, pese a que exista una sentencia firme.
- ¿Y las oficinas de las diócesis para la atención de víctimas?
- Nacen por mandato del Papa y yo no soy nadie para contravenir sus directrices, pero creo que no están armadas para esta labor. Primero por estar en el propio edificio del Obispado, lo que puede hacer que te cruces con tu propio victimario, y no cuentan con herramientas. A mí me pusieron en contacto con una psicóloga que en la segunda sesión ya tuvo que dejarlo porque no era especialista en abusos.
- ¿Alguna otra víctima alavesa de abuso sexual en la Iglesia se ha puesto en contacto con usted?
- Sí. Afortunadamente no muchas, pero desconozco en qué ha quedado cada uno. Yo siempre les animo a que denuncien ante la Ertzaintza o la Justicia, aunque sé que dar el paso es lo más complicado. Los procedimientos que se siguen en el derecho canónico o de las oficinas de víctimas de abusos sexuales no son tan claras. Yo estoy abierto a charlar y acompañar a posibles víctimas porque conozco de primera mano que son situaciones difíciles, además hay asociaciones como Infancia Robada que están haciendo una fantástica labor.
- Llama la atención que su vida siga tan ligada a la Iglesia, pese a los abusos.
- Fue un fraile quien abusó de mí, pero la mayoría de la Iglesia me ha apoyado en mi camino. Por encima de esa persona que me maltrató cuando yo tenía 14 años hay algo más importante que es la fe y Jesús de Nazareth.
- No sucede en todos los casos.
- El cardenal Omella (presidente de la Conferencia Episcopal) nos recibió en marzo a un montón de víctimas y empezó rezando un 'avemaría' por deformación profesional. Yo estoy acostumbrado, pero una mujer que venía con nosotros nos comentó que aquello le había revuelto el estómago porque su victimario le obligaba a rezar esa oración mientras abusaba de ella. Entiendo que ella se haya alejado de la Iglesia y me duele que se sienta así.
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