Álava prueba con mayores dependientes y tecnologías su plan para retrasar el paso a la residencia
Medio centenar de personas son controladas en sus viviendas con sensores de movimiento y apps
Joaquín Rodríguez, nonagenario, vive desde hace medio siglo en el barrio vitoriano de Adurza, y de allí no pretende moverse. Lo tiene claro. Cuando su ... mujer falleció hace tres años, alguien le sugirió que se fuese a una residencia pero él prefirió buscar ayuda. «Yo estoy muy bien en mi casa. ¿Dónde voy a vivir mejor? Aquí tengo mi televisión, mi sofá, mi cama, mi zona de 'txikiteo'...», comenta sonriente. Al apoyo que recibe desde hace tres años de una cuidadora interna -Eugenia Rojas, una colombiana «simpatiquísima»- se le acaba de sumar Alexa, la asistente virtual de Amazon. Joaquín dirige con su marcado acento extremeño -que no se le ha borrado tras siete años en Orleáns (Francia) y media vida en la capital alavesa-, al servicio de voz inteligente. La tablet le sirve para hacer un seguimiento periódico y pormenorizado de su vida. El objetivo, que en la medida de lo posible, le permita retrasar su paso a una residencia.
Publicidad
Él es uno de los 47 participantes en la prueba piloto del programa Etxean Bai, que la pasada legislatura diseñó el Departamento de Políticas Sociales de la Diputación. Todos ellos son mayores con altos grados de dependencia -dos y tres- o personas de cualquier edad con discapacidad severa o problemas de salud mental, es decir, los perfiles más habituales dentro de las residencias.
En su contexto
-
37 de los participantes en esta prueba piloto tienen más de 65 años y un grado de dependencia dos o tres; los niveles que permiten el acceso a las plazas residenciales gestionadas por la Diputación. El resto son personas más jóvenes, siempre mayores de edad, con una discapacidad reconocida superior al 65%.
-
Un perfil diverso para las pruebas En esta fase inicial del proyecto se han elegido toda clase de perfiles para tratar de 'descubrir' a quiénes les encaja mejor este servicio. Hay personas que viven con sus cónyuges, que reciben ayuda por parte de familiares o que, como en el caso de Joaquín, tiene una asistente personal. Algunos cuentan con servicio de ayuda a domicilio (SAD).
-
28 mujeres y 19 hombres están testando Etxean Bai. A cada uno se le ha hecho una prueba para determinar a qué dispositivos les pueden sacar más partido. No todos cuentan con Alexa, pero sí que disponen de teleasistencia 'desarrollada' que les permite enviar datos del tensiómetro, el oxímetro o la báscula a la central.
No todos tienen Alexa. Cada caso se ha estudiado para instalar en los domicilio los dispositivos más adecuados. En la casa de Joaquín también hay detectores de movimiento y apertura de puertas para alertar sobre movimientos poco habituales o ausencia de ellos que, por ejemplo, pueden servir como alerta de caídas. Bajo la réplica en miniatura de la Torre Eiffel que hay en una estantería, se localiza un sistema de teleasistencia que va más allá del tradicional colgante pulsador, ya que sirve para enviar automáticamente los registros del tensiómetro y del oxímetro, el aparato que sirve para medir los niveles de oxígeno en sangre.
En cualquier caso, todos estos artilugios resultarían inútiles si no existiese alguien al otro lado. En el caso de esta experiencia piloto impulsada por la Diputación es Cruz Roja, contratada para encargarse de hacer un seguimiento de los 47 primeros participantes en Etxean Bai.
Publicidad
Mertxe García es la trabajadora social que normalmente contesta a través de videollamada a Joaquín desde la sede de Portal de Castilla, pero que se acerca hasta el Paseo de la Zumaquera para ayudar en la elaboración de este reportaje. «Hacemos un seguimiento de cómo les ha ido el día, si sienten algún tipo de molestias o necesitan ayuda para algo», explica.
No sólo eso. También cuentan con una 'app' de ejercicios que en el caso de este cacereño de 90 años -que trabajó como auxiliar de enfermería en el Hospital Santiago durante un cuarto de siglo- le sirven para aliviar los problemas de cuello. Eugenia -la cuidadora de carne y hueso- cuenta con un programa que utiliza para resolver las dudas que le pueden surgir en el día a día.
Publicidad
Lo que sabe de Alcollarín
Joaquín no es el único que quiere vivir los últimos años de vida en su hogar. Ese deseo lo comparten en Álava ocho de cada diez personas mayores. Consideran los geriátricos como un último recurso y, por eso, retrasan la decisión de acceder a ellos hasta que no les queda más remedio. Pero en ese intervalo nadie quiere perder calidad de vida ni sentirse inseguro dentro de casa y Etxean Bai trata de evitarlo garantizándoles que siempre va a haber profesionales tras la solución tecnológica.
Alexa también sirve para combatir esa epidemia silenciosa que cada vez afecta a más mayores: la soledad. Joaquín, que no ve por un ojo tras una pedrada que recibió cuando era niño y que cada vez oye menos, a veces le pide a «la pantallita» que le cuente unos chistes que le hacen reír, pese a ser muy malos, y que le hable sobre Alcollarín, el municipio de la provincia de Cáceres donde nació en 1932 y que apenas supera los 200 habitantes. «No sé cómo sabe esa señora tanto sobre un pueblo tan pequeñito», dice con media sonrisa en el rostro desde su sillón.
Publicidad
Txomin Ondarre, director de intervención social y empleo en Cruz Roja, reconoce que si bien ese no es el objetivo final del programa, la utilización de las nuevas tecnologías puede servir para que los mayores puedan combatir la tristeza. «Nos consta que hay gente que incluso le pide al dispositivo que le ponga canciones de su infancia para recordar tiempos mejores», asegura.
Además, la interpretación de todos los datos que se recopilan también es muy útil para alertar sobre posibles problemas en el estado de salud de la persona que participa en la experiencia.
Un asunto clave para la Diputación
Los cuidados ocuparon una parte importante del discurso del diputado general de Álava, Ramiro González, en su reciente pleno de investidura. No se trata de una cuestión menor, ya que el 22% de la población supera los 65 años y se necesita adaptar el sistema a los nuevos tiempos para prevenir las necesidades que vayan surgiendo. No todos querrán ir a una residencia y quienes así lo deseen seguramente tendrán dificultad para acceder a ella. De ahí que se busquen nuevos modelos como Etxean Bai.
Inmaculada Rodríguez es coordinadora de este programa que lidera el Instituto de Bienestar Social (IFBS) y apunta que se busca reforzar la figura del cuidador profesional para tratar de garantizar la calidad de vida de aquellas personas que no quieren acceder a un geriátrico. «Etxean Bai permite realizar un seguimiento del usuario y ofrece apoyo en la búsqueda y contratación de asistentes personales, así como en el asesoramiento a las familias que realicen los cuidados», señala.
Y es que este servicio no camina solo. Se puede combinar con el de ayuda a domicilio que respaldan las instituciones, el apoyo familiar o la contratación privada de cuidadores personales. Todo para garantizar el nivel de vida de las personas que quieren continuar en su domicilio. De hecho, el programa les proporciona a todos ellos asesoramiento en cuestiones de dieta, recordatorios de citas médicas y técnicas de transferencia (traslado) de dependientes.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión