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Álava busca con urgencia familias de acogida

El Instituto de Bienestar Social de la Diputación (IFBS) hace un llamamiento para sumar a diez voluntarios más para evitar que algunos menores de seis años acaben en centros de protección

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Jueves, 19 de noviembre 2020, 13:52

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La vida de Itziar Martínez de Lahidalga, su marido y sus dos hijos adolescentes ha cambiado desde que se convirtieron en familia de acogida. Primero fue una niña de cinco meses y ahora, otra de seis años que les ha servido para «aprender a mirar por otras personas dejando el egoísmo a un lado» dándole a estas pequeñas ese «calor» que sus padres biológicos no les pueden proporcionar por sus circunstancias particulares. «Son niños que viven en nuestra ciudad y que no alcanzas a ver sus necesidades desde fuera», subraya esta empresaria vitoriana.

«Existen en nuestro entorno niños y adolescentes que, por distintos motivos, no pueden estar con sus familias biológicas porque estas no les pueden proporcionar la atención, los cuidados y el cariño que necesitan. Muchos son víctimas del abandono, maltrato o negligencias», expone el diputado de Políticas Sociales, Emilio Sola.

Por eso, Álava necesita en estos momentos más almas caritativas que en pocas horas estén dispuestas a transformar completamente sus vidas dando cobijo a niños de cero a seis años. Ahora hay tan sólo tres familias dispuestas a ello y en lo que vamos de año ha habido siete menores que las han necesitado, por lo que algunos han tenido que repetir hasta en cuatro ocasiones. Por eso, el Instituto de Bienestar Social de la Diputación (IFBS) hace un llamamiento para sumar a diez voluntarios más para evitar que acaben en centros de protección.

«En nuestros recursos residenciales tenemos grandes profesionales, pero el acogimiento familiar es la prioridad para los más pequeños», subrayó el diputado de Políticas Sociales, Emilio Sola, quien explicó que estos procesos duran alrededor de medio año hasta que las trabajadoras sociales estudian hacia dónde se debe encaminar el futuro de estos bebés: el retorno con sus padres, la adopción o su incorporación a algún centro especial.

Pero esto no se trata de apuntarse a una lista de espera, sino que existe un curso para estar listo ante el peor escenario -que puede darse- y una exhaustiva valoración psicosocial para comprobar que pueden dar este importante paso en sus vidas. Un 'embarazo' burocrático que puede extenderse hasta los diez meses. «Tenemos que elegir a los mejores para estos niños que tanto han sufrido y necesitan normalizar su desarrollo, sino reparar todo el daño que han vivido», explica la jefa de la Unidad foral de Acogimiento Familiar, Rosalén Sánchez.

«El objetivo es que vivan en un entorno estable que responda a sus necesidades emocionales, materiales, y sociales, y sobre todo que tengan la oportunidad de tener experiencias vitales positivas», insistió Emilio Sola.

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