Álava aprueba el Plan de Residuos, que obliga a reciclar el doble

Álava tiene ante sí el complicado reto de reducir un 1% la generación de residuos, disminuir un 50% el despilfarro alimentario y alcanzar, como mínimo, el 60% en el reciclaje y reutilización de residuos, el doble que en la actualidad, que roza el 30%. Todo ello con un plazo temporal de doce años, ya que esas exigencias planteadas por las normativas europeas fijan como horizonte el 2030. Para ello, el territorio ya cuenta con la herramienta que articula las actuaciones necesarias, el Plan de Prevención de Gestión de Residuos Urbanos.

El documento ha sido aprobado este martes por las Juntas Generales de Álava gracias a que el equipo de gobierno (PNV-PSE) ha contado con el respaldo del PP, que incluyó aportaciones presupuestadas en 5 millones. Los grupos de izquierda han votado en contra, a pesar de que EH Bildu introdujo en el periodo de alegaciones medidas que suponen más de seis millones de euros en el presupuesto.

Una batería de 80 medidas –de carácter de concienciación, de control, de empleo, fiscales, etc.– y una inversión de 64,9 millones de euros forman parte del plan cuya elaboración comenzó hace un año y ocho meses y que ha contado con la participación de casi 200 agentes sociales, económicos y políticos.

Para alcanzar los objetivos es necesaria una implicación máxima, de ciudadanos, empresas e instituciones. A estas les corresponde, por ejemplo, definir e implantar un modelo unificado de fiscalidad de residuos urbanos para todo el territorio. Igualmente deberán modificar sus ordenanzas para «endurecer el régimen sancionador» que penaliza el uso inadecuado de los contenedores y otras faltas. Aunque también hay incentivos para quienes «participen activamente y con aprovechamiento en las iniciativas de educación, concienciación y sensibilización», recoge el plan.

Porque la concienciación resulta clave en el objetivo de duplicar las cifras actuales de reciclaje. Para dar más facilidades a los ciudadanos, se replanteará el modelo actual de puntos limpios rurales o la prestación del servicio de punto verde móvil. También dispondrán de más contenedores blancos (para envases y residuos de medicamentos) y se facilitará el fomento del autocompostaje y del compostaje comunitario, proporcionando medios, formación, etc. A ello se suma la creación de una o dos nuevas plantas de compostaje para el tratamiento del biorresiduo.

En el capítulo de la reducción a la mitad del despilfarro alimentario, se fija la necesidad de impulsar «una alianza con el sector de la distribución» en coordinación con los servicios sociales y el cuarto sector «para implantar la recogida de alimentos de 'ultimo minuto', es decir, alimentos consumibles no comercializables, con destino al banco de alimentos».