Los agravios se dirimían en Estíbaliz

Muchos de los que suban a Estíbaliz se preguntarán que es eso de «los desagravios». Hay que remontarse a la Edad Media, a partir del siglo XIII, y eso que entre alguno de los más eruditos historiadores y escritores del locales que escribieron de ellos ofrecen versiones dispares. Mientras José Joaquín de Landázuri (1730-1805) niega de su existencia, Manuel Díaz de Arcaya (1841-1916) recoge uno de esos episodios caballerescos en su obra 'Leyendas Alavesas'.

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'Los Desagravios de Estíbaliz', también 'Juicios de Dios' o 'Desafíos', eran duelos sin muerte que resolvían los desencuentros de nobles y caballeros cada primero de mayo. Al que hace referencia Díaz de Arcaya en su obra editada en 1898 debió de ocurrir en 1213 y enfrentó en el otero de la Llanada al valeroso Hortuño de Zaytegui con el malvado Egidio «el de Zaldiaran» por el amor de Inés de Mendarózqueta, a sus 20 años «un dechado de bondad y hermosura».

Cuenta el cronista que el abad del monasterio de Nuestra Señora (de Estíbaliz) les invitó a deponer su odio pero que solo pudo convencer a Hortuño, quien entregó su gumía, conquistada en la batalla de las Navas de Tolosa, al pie de la Virgen. Ya fuera del templo, ante el Justicia Mayor, seis cofrades del campo de Arriaga y numeroso público llegado al alto, Hortuño arremetió contra Egidio y le atravesó con el acero el brazo derecho, dejándolo herido y derrotado. Tiempo después, el vencedor contrajo matrimonio con Inés y acabaron siendo padres de un niño. En cambio, del humillado, que regresó a la batalla, nada más se supo.

Tan apasionante leyenda fue rescatada 762 años después por unos jóvenes de Indarra que la llevaron a escena con una representación de los Desagravios de Estíbaliz el 28 de junio de 1975 (en la foto), hace medio siglo. Aquel día, al cerro se acercaron más de 2.000 personas que revivieron en una noche espléndida una historia recreada por 140 personajes con mercado, versos, danzas y melodías. Hoy no habrá duelo entre caballeros, pero el plácido paraje sí ofrecerá algo de su magia atrapada entre paredes y paseada por las campas durante siglos.