Una pareja pasea por el laberinto inaugurado esta misma mañana. Jesús Andrade

Abre en Vitoria el laberinto de Olárizu que tardará «unos meses» en alcanzar su esplendor

Inspirado en los dédalos griegos, el nuevo espacio de ocio verde homenajea a la primera botánica española, Blanca Catalán de Ocón

Viernes, 24 de octubre 2025, 14:12

Los carpes que formarán las paredes del nuevo laberinto vegetal de Olárizu aún están un tanto raquíticos, con las hojas virando hacia colores acres, pero ni la alcaldesa de Vitoria ni la teniente de alcaldesa ni el viceconsejero de Turismo del Gobierno vasco dudan de que «en unos meses» el nuevo referente «verde» del ocio familiar que se abrió este viernes al sur de la ciudad lucirá esplendoroso, con paredes tupidas de hasta 1,7 metros de alto. El recinto, dedicado a la memoria de la primera botánica española, la catalana afincada en la capital alavesa Blanca Catalán de Ocón, ya está listo para perderse en él, aunque de momento sea casi imposible.

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El dédalo que será la nueva puerta de entrada al Jardín Botánico de Olárizu está inspirado en los mitos griegos de Teseo y el Minotauro, con el ovillo de Ariadna como hilo conductor, y de Ícaro, a quien su padre hizo unas alas de cera para escapar de otro laberinto cretense. Puertas, plazas con bancos, dos fuentes y árboles que dan sombra se encuentran en el interior del recinto al que se accede desde una plaza con moreras. Está rodeado de un foso que ayuda a drenar el agua.

La alcaldesa inauguró este viernes un espacio -muy criticado por algunos vecinos del entorno- que ha sido una realidad gracias a una ayuda de 475.000 euros de los fondos Next Generation para turismo sostenible. Maider Etxebarria destacó la «vocación comunitaria» del proyecto «donde los niños pueden aprender jugando y las familias compartir momentos de ocio». «No sólo estamos abriendo las puertas de un nuevo recurso verde; es un paso más en una manera de hacer ciudad humana y sostenible».

Séneca y Aristóteles

La teniente de alcaldesa, Beatriz Artolazabal, destacó que será un espacio para el ocio con calma y lo enmarcó dentro del plan director del Jardín Botánico. Incluye más de 6.000 ejemplares de carpe, un árbol ornamental autóctono muy utilizado en los laberintos de Francia, Alemania y el Reino Unido «por su resistencia, su capacidad para mantener la forma tras la poda y su belleza cambiante a lo largo del año». En otoño pierde parte de la hoja y la que queda coge tonos amarillos y marrones. El viceconsejero Jakes Agirrezabal, por su parte, dijo que esta inversión «a largo plazo» va a reforzar el «posicionamiento de Vitoria como ciudad verde de Euskadi y el modelo a seguir».

El laberinto ocupa casi 4.000 metros cuadrados y actuará como sumidero natural de CO₂ y refugio para aves, insectos y pequeños animales. Todo el sistema ha sido diseñado con criterios de sostenibilidad: riego por goteo, materiales naturales y permeables, y un mantenimiento responsable, sin productos químicos. El conjunto se completa con un roble central, los cipreses que delimitan las zonas de estancia, las moreras que sombrean la plazoleta de acceso y un sistema natural de drenaje que canaliza el agua hacia la laguna exterior del Jardín Botánico.

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Una frase de Séneca abre el camino: «Tal sucede a quienes corran deprisa en un laberinto, su misma velocidad les desconcierta». Y otra de Aristóteles lo cierra: «Quien ha superado sus miedos será verdaderamente libre».drenar el agua de manera natural.

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