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La plaza de Abastos de Vitoria celebra medio siglo de vida con una salud de hierro. En tiempos de incertidumbre para el comercio local, de ... feroz competencia de las grandes multinacionales y de auge del consumo online, el mercado inaugurado el 13 de enero de 1975 en la calle Jesús Guridi derrocha dinamismo gracias a una clientela fiel y a un producto de primerísima calidad. Sus 35 puestos (el 100% de los disponibles) funcionan a pleno rendimiento dando empleo a 180 personas, incluidos los gastrobares. Pescaderías, carnicerías, pollerías, fruterías, queserías, encurtidos, bares, enoteca, floristería y hasta un puesto de comida preparada atraen cada semana a cerca de 45.000 personas, una cifra récord y que casi se ha duplicado en una década. 2,5 millones de visitantes al año, algo están haciendo bien.
«Vamos por el buen camino y es para estar orgullosos. Las tendencias de consumo cambian rápido y tenemos que estar siempre pendientes, pero nos hemos consolidado como mercado y el futuro se presenta positivo» reflexiona Txomin Gómez Zubia, al frente de la carnicería Acebo y actual presidente de la plaza. «Nuestra clientela valora mucho el trato tan cercano y profesional que ofrecemos además de la calidad del producto», añade este veterano comerciante. «Además de que nosotros somos como una piña y siempre vamos en grupo, trabajando juntos para mejorar cada día».
Suscribe sus palabras Jito Silvestre, exjugador del Deportivo Alavés, hostelero y desde hace dos años responsable junto a su mujer del puesto de Aceitunas Jaras. «Creo que el éxito del mercado está en la buena materia prima que ofrecemos, eso es lo que nos diferencia de los supermercados y las grandes superficies», sostiene Silvestre, que admite que «los que llegamos ahora nos aprovechamos del gran trabajo de los veteranos y lo que intentamos hacer es mantener el éxito». A su lado escucha atento Manuel Rabasco, expresidente de la plaza e histórico pollero al que, pese a la jubilación, es habitual verle por su puesto. «También parte del éxito es que nos hemos sabido adaptar y mantener al cliente. Cuando yo empecé se vendía un pollo entero y punto. Ahora tenemos las pechugas, nuggets, hamburguesas, alitas… muchas cosas y también ponemos muchas facilidades».
Renovarse o morir es un mantra que han seguido a rajatabla en un mercado que en el año 1977 privatizó su gestión por decisión del Ayuntamiento, fue entonces cuando los minoristas se hicieron cargo de la dirección del edificio diseñado por el arquitecto Ángel Esteve. En el año 2012 arrancó una ambiciosa reforma en la que se invirtieron casi 9 millones de euros y que modernizó el espacio por completo, además de eliminar los puestos de la planta baja para transformar el sótano en un supermercado. En 2015 se inauguraron la terraza de la azotea y los gastrobares como símbolo de una nueva era y un año después se estrenó la pasarela que conecta con El Corte Inglés.
Txomin Gómez Zubia
Carnicero y presidente de la plaza
María Josefa Rubio
Frutería Los Riojanos
Desde esta gran transformación, cada año ha ido aumentando progresivamente el número de visitantes. Son clientes de toda la vida pero también sus descendientes y compradores jóvenes que valoran la calidad y la esencia de un lugar como Abastos. «Viene gente joven hasta de Salburua y Zabalgana. Se llevan los productos envasados al vacío para que les aguanten y así tienen que hacer menos viajes. O nos hacen el pedido por WhatsApp y después vienen directamente a recogerlo, nosotros nos adaptamos a ellos y les ponemos todas las facilidades. Pero nos eligen porque valoran la calidad», reflexiona Mari Carmen Unzalu, carnicera jubilada hace un par de años y expresidenta. Su puesto sigue al pie del cañón regentado por uno de sus trabajadores. Entre las compradoras fieles están esas mujeres que acaban siendo amigas de las tenderas y «quienes vienen y compran poquito para tener que volver al día siguiente, porque aquí se desahogan y hablan», explica Jito, para quien los lunes son día de comentar el partido del Alavés entre encurtidos.
«Es que esto es como una gran familia, un lugar de encuentro», desliza María Josefa Rubio, al frente de la frutería Los Riojanos junto a su marido Manuel Muñoz hasta su jubilación cerca de los 80 años. Ellos vivieron en el 75 el traslado del antiguo mercado ubicado en la plaza de Los Fueros a la ubicación actual. «Fue de un día para otro, nos dijeron que o nos íbamos o entraban las máquinas con nosotros dentro. Pero la verdad es que fue un cambio muy bueno, en la vieja ya salían ratoncitos de las paredes…», ríe Josefa al recordar. «¿Y os acordáis de las escaleras mecánicas? Fueron las primeras de Vitoria, antes que las de Galerías Preciados. Menudos morrazos se pegaba la gente los primeros días», añade Rabasco, que confía en el relevo generacional para seguir manteniendo viva la plaza. «Aquí se vende y se gana dinero, pero eso sí, es sacrificado y se echan muchas horas. Y siempre tienes que estar con buena cara», sentencia.
Jito Silvestre
Aceitunas Hns. Jaras
Manuel Rabasco
Pollería Magda
Para este año de aniversario, desde la gerencia se están preparando diferentes actividades. Desde una jornada de puertas abiertas a una exposición con fotografías históricas e incluso un cambio de identidad corporativa con una nueva imagen más moderna y el lema 'Abastos. De toda la vida'. Entre sus peticiones, hay una recurrente y para la que todavía no han recibido una respuesta positiva por parte del Ayuntamiento. «Como ocurre en cualquier ciudad de España, pedimos que nos incluyan en la señalética turística que hay distribuida por toda la ciudad». No quieren que nadie se la pierda.
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