La 'mujer de oro' del hockey

«El oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona fue fruto de una afinidad entre todo el equipo. Fuimos una piña durante aquel año. Luego, en Atlanta, no se volvió a repetir». Esa camaradería, tan difícil de convocar a veces, es lo que ha quedado en el recuerdo de Silvia Manrique, integrante de la selección que en 1992 logró el oro olímpico en la Ciudad Condal, después de un año de entrenamiento en el que tuvo que renunciar a todo. Se fue con 17 años a Madrid.

«Todo me impresionaba. Me sentaba en la Gran Vía a ver pasar gente», recuerda. Aquel verano del 92 compensó ese enorme esfuerzo. Tras los Juegos fue a desconectar al pueblo de Palencia del que son originarios sus padres y recibió un homenaje «salvaje» por parte de sus vecinos. «Se repitió durante muchos años, fue inolvidable». La amistad fraguada en aquella selección se mantiene todavía.

«Tenemos un grupo de Whatsapp y hablamos a menudo». Fueron chicas previsoras. Tras lograr la medalla, «hicimos una copia, y menos ma, porque la mía se perdió en una mudanza durante seis o siete años. Mi madre la encontró en el siguiente cambio». Ahora, 29 años después, sigue jugando a hockey sala en invierno y trabaja como asesora fiscal.