Ángel cambia la piscina por el paseo

«En la piscina es donde más disfruta», cuenta su padre, Francisco. Y por ello estuvieron reivindicando durante casi un año al Ayuntamiento la colocación de unas escaleras para que Ángel Plasencia pudiera acceder sin ayuda a la pileta del centro cívico Ibaiondo -incluso enviaron una carta a la reina Sofía para pedir su mediación-. Pero en 2017, la calle de la piscina por la que entraba se cerró, «al parecer porque los chiquillos dejaban suciedad en ese pasillo».

Ampliar

Desde entonces, Ángel ha tenido que cambiar de práctica deportiva diaria. Ahora se sube a la bicicleta estática en casa y aprovecha también las tardes para dar paseos «de cinco o seis kilómetros porque le viene bien estar activo y tomar el aire».

Por las mañanas, acude a un centro ocupacional donde realiza talleres. «Y está siempre muy pendiente del Alavés, no se pierde un partido», dice con orgullo su padre.