Muchos de los nuevos casos tienen una evolución favorable. Igor aizpuru

Más de 7.400 alaveses acudieron el pasado año a su primera consulta psiquiátrica

Uno de cada seis pacientes de la Red de Salud Mental es menor. Los casos han crecido «en adolescentes, estudiantes universitarios y mujeres jóvenes»

Domingo, 2 de abril 2023, 02:18

La pandemia ha provocado un doble efecto sobre la salud mental. Por un lado, el aislamiento, las restricciones, el miedo al virus, los duelos por ... las muertes o la omnipresencia de las redes sociales han tenido una incidencia directa sobre el aumento de casos y por otro ha logrado que los trastornos de la psique dejen de ser temas silenciados. Basta con echar un vistazo a las hemerotecas digitales para ver que son cada vez más los famosos o los deportistas profesionales que hablan sin tapujos de sus horas bajas. Empieza a desaparecer el estigma y los colegios de psiquiatras y de psicólogos y las propias administraciones reconocen la necesidad de contar con más recursos humanos para acortar listas de espera y dar una respuesta más rápida y adecuada a cada persona.

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  • 18.853 pacientes atendieron los psiquiatras de la red alavesa el pasado año. Dieron el altaa 7.700 personas

  • 28 días de media hay que esperar para tener una primera consulta en la red de salud mental. Según los datos de la propia Osakidetza, antes de la pandemia la espera media era de apenas 18 días.

La Red de Salud Mental de Álava, que gestiona entre otros servicios la atención ambulatoria y el Hospital Psiquiátrico, atendió el pasado año a 18.853 pacientes, un 5,4% más que el año anterior. De ellos, 7.459 se enfrentaban a su primera consulta. Pero mientras estos últimos se entrevistaban por vez primera con un psiquiatra o regresaban a la consulta después de muchos años por una recaída, otros 7.700 eran dados de alta. Eso supone que son cerca de 12.000 los alaveses con problemas de salud mental que necesitan tratamientos de más larga duración, explica el jefe de servicio de Psiquiatría de la Red de Salud Mental y presidente de la Socieda Española de Psiquiatría Clínica, Edorta Elizagarate.

Los más jóvenes

En adolescentes se han disparadolos trastornos de alimentación y las conductas autolíticas

Uno de cada seis de estos pacientes tiene menos de 18 años. El último año, un total de 3.053 menores alaveses necesitaron ayuda de profesionales de salud mental. Suponen un 3,9% más que el anterior ejercicio. Así como la incidencia de enfermedades mentales graves como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o las psicosis se mantienen invariables, Elizagarate percibe un aumento de los problemas de ansiedad, los trastornos adaptativos o el malestar emocional «en adolescentes, estudiantes universitarios y mujeres jóvenes», agudizado tras la pandemia. Son cuadros que se tratan de manera ambulatoria y que suelen tener una gravedad leve o moderada y un pronóstico favorable.

La vida cotidiana

Para Miguel Gutiérrez, catedrático en Psiquiatría, «es normal que las personas sufran más este tipo de problemas como consecuencia de la crisis tan importante que hemos sufrido». A su juicio, con las depresiones o los cuadros de ansiedad derivados de la pandemia «poco tiene que hacer la psiquiatría, porque tienen un componente social». Y rechaza «medicalizar los problemas de la vida cotidiana».

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En general, los especialistas consultados coinciden en que las patologías que presentan un mayor número de los nuevos pacientes están en la frontera de lo que se podría considerar un problema de salud mental. «Vemos cada vez más trastornos relacionados con el malestar emocional. Pueden estar causados por la pérdida de un ser querido, por la soledad, por la tristeza. La mayoría de las personas se adapta a ellos. Pero hay otras que por su fragilidad no los pueden superar. Entienden la salud mental como un estado de bienestar», apunta Edorta Elizagarate. Uno de cada cuatro pacientes, agrega, presenta depresión o un trastorno de ansiedad.

Consideración aparte merecen los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) , que se tratan desde el hospital HUA Santiago y que se han duplicado en adolescentes. En el último año, la Unidad de Psiquiatría de la OSI Araba atendió a 300 personas con esta patología, la mayor parte de ellos chicas con anorexia y bulimia.

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En los adultos, las enfermedades psiquiátricas más graves «se mantienen razonablemente estables» a nivel de ingresos, corrobora, por su parte, José J. Uriarte, jefe de la Unidad de Gestión Clínica de la Red de Salud Mental de Bizkaia. El panorma asistencial del territorio vecino es similar al alavés. Su red atendió el pasado año a algo más de 60.000 personas, un 11% más que antes de la irrupción del covid. De ellas, 25.341 recibían tratamiento psquiátrico por primera vez. Las primeras consultas de chavales aumentaron un 28%. En este colectivo, Uriarte también observa un repunte de las patologías severas, entre las que destaca las conductas autolesivas y los trastornos de la conducta alimentaria.

Espera hasta en la privada

Este aumento generalizado de la demanda por problemas de salud mental tiene incidencia en los tiempos de espera para ser atendido. La demora media para recibir una primera consulta en Osakidetza ha pasado de los 18 días que se registraban en 2019 a los 28 de media.

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Estas mayores demoras no son exclusivas de la psiquiatría –el tiempo medio de retraso para una consulta en las diez principales especialidades sanitarias en Euskadi es de 29 días, según el Ministerio de Sanidad– y tampoco afectan solo a la red pública. En la privada «ahora tenemos lista de espera, algo que antes no sucedía», explica Jerónimo García San Cornelio, psiquiatra de IMQ. En su caso la primera consulta presencial ha pasado de celebrarse «en 7 o 10 jornadas» a alargarse a «entre 21 días y un mes». Aunque antes de ese primer encuentro cara a cara, añade, «realizamos una consulta telefónica para valorar su situación». La red privada absorbe «cerca de un 20%» de todos pacientes con problemas de salud mental de Bizkaia, apunta el especialista del IMQ, así como el 15% de sus hospitalizaciones, según los datos publicados por el Eustat.

Las patologías mentales más habituales son tratadas a nivel ambulatorio, dado su pronóstico leve o moderado. Cuando los cuadros son más severos el itinerario es otro. Aquellos pacientes que sufren un brote psicótico o que, por su situación en ese momento, pueden suponer «un riesgo para su propia persona o para su entorno», explica Uriarte, son trasladados a las unidades psiquiátricas de Cruces, Basurto o Galdakao en Bizkaia y a Santiago en el caso de Vitoria . Un ejemplo claro, apunta el psiquiatra, es que «exista un riesgo de suicidio inminente», otro cuadro considerado grave. Las estancias medias de estos pacientes en los centros de agudos suelen rondar las dos semanas.

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Jerónimo García San Cornelio, por su parte, comparte que en la sanidad privada, como en la pública, «cada vez nos llegan más pacientes que lo que sufren son problemas de la vida cotidiana, más que de psiquiátricos propiamente dichos». Este especialista sostiene que si la población realizase más actividad física, tuviese «ocio positivo con una afición creativa» y un entorno social y familiar adecuado, «el 80% de los problemas de salud mental estarían solucionados».

Casi 400 profesionales especializados y 175 camas hospitalarias

La Red de Salud Mental de Álava procura dar una atención integral al paciente basada en el modelo comunitario. Premiada en numerosos foros por su calidad asistencial, la implantación de terapias novedosas de rehabilitación cognitiva y conductual o por ser la primera en contar con una unidad de psicosis refractaria, tiene una plantilla estructural de 384 profesionales, según reza en la web de Osakidetza. La red incluye Hospital Psiquiátrico de la calle Álava, con 175 camas, que está a punto de acometer una profunda reorganización. Para huir del estigma que supone estar permanentemente ingresado, el centro va a cerrar camas de larga estancia. Ningún paciente con un trastorno mental grave debería pasar más de seis meses o un año en el hospital. A partir de ahí debería poder recibir sus tratamientos de manera ambulatoria y en los casos más delicados vivir en «pisos supervisados o minirresidencias». Esta es la filosofía que se esconde detrás de un cambio que por otro lado propugna la apertura de recursos nuevos para atender a los más jóvenes. Las camas de atención de subagudos o media estancia pasarán de 30 a 44 y ahí está incluida una unidad de intervención precoz para jóvenes de hasta 35 años o de continuación de cuidados de patologías infantiles. Bajan las camas de recuperación funcional, una área de media estancia, que pasa de 88 a 81 plazas y se incorporan 14 camas de psicosis refractaria. Los sindicatos denuncian el recorte de al menos 25 camas y el traslado de profesionales y las asociaciones de familiares y afectados reclaman un seguimiento menos espaciado por parte de psiquiatras y psicólogos. Además del Psiquiátrico, que registra 200 ingresos cada año, la red cuenta con tres centros de salud mental de adultos (Salburua y Zabalgana en Vitoria y el de Ayala en Llodio). La Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil asiste por su parte a los menores y cuenta con su propio hospital de día para tratamiento intensivo. El Centro de Orientación y Tratamiento de Adicciones de Lakua Arriaga está especializado en patologías relacionadas con el abuso o dependencia de sustancias psicoactivas (alcohol, heroína, cocaína, cannabis), con el juego patológico y con las denominadas nuevas adicciones (internet, móviles.). Incluye la orientación para pacientes, familiares y población general. Y el servicio de Rehabilitación Comunitaria presta atención psiquiátrica biopsicosocial y cuidados integrales a las personas con trastorno mental grave (TMG) que precisan un seguimiento más intensivo que lo que pueden ofertar los centros de salud mental.

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