Más de 600 gatos callejean por Vitoria
El programa de gestión felina del Ayuntamiento se encarga desde 2016 de capturar, esterilizar y reinsertar estos animales
Ania Ibañez
Lunes, 23 de junio 2025, 00:09
Cuando hay más de un gato en una zona concreta de la ciudad, se identifica como una colonia felina. Algunas pueden tener tres integrantes y ... otras contar con 25, pero el número no importa a la hora de cuidar de ellos. Y eso es lo que lleva haciendo el Ayuntamiento de Vitoria desde 2016 a través de su programa de gestión, una iniciativa pionera que hoy en día deben acatar el resto de consistorios por la ley de Protección Animal.
En 2024 la capital alavesa contaba con 102 colonias distribuidas por distintos puntos de la ciudad, más del doble que el año anterior. El número de gatos es difícil de calcular, ya que varía continuamente debido a los fallecimientos y el nacimiento de camadas, pero se estima que ahora habitan más de 600 felinos en las calles vitorianas.
El programa, que gestiona por la asociación de Fauna de Álava (Gaden), divide la ciudad en tres zonas para el control de las colonias: urbana, industrial y rural. Pepe Fernández, veterinario del Centro de Protección Animal, explica que comenzaron con el programa antes de que fuera obligatorio porque notaron que los gatos que llegaban al centro lo hacían «con depresión, aumento de estrés y defensas bajas», por lo que muchas veces enfermaban tras su entrada. «Hay animales que no quieren compartir espacio y están acostumbrados a la vida en la calle que es muy chula para ellos y no aceptan estar confinados», por lo que se creó el programa para «intentar que no acaben aquí».
Junto a Gaden, colaboran las asociaciones Gaca, Apasos, Esperanza Felina, Betilagun, Lagaticueva y Misgatipelusos, cuyos voluntarios especializados se encargan de hacer el 'método CER': capturar, esterilizar y retornar. «Las personas encargadas han recibido una formación específica y están autorizadas por el ayuntamiento», explica el veterinario y añade que también se gestiona la alimentación de las colonias. En el caso de las esterilizaciones, las asociaciones colaboradoras tienen un convenio con distintas clínicas veterinarias, por lo que se intervino a un total de 276 gatos en 2024. En el caso de Betilagun, que gestiona unas 12 colonias, desde febrero de este año se han encargado de 170.
En el municipio se han registrado 102 colonias, algunas de tres miembros y otras con más de 25
«En Ali tenemos una de unos cuatro o cinco ejemplares», apunta Silvia Martínez, secretaria de la asociación, «también hay una en las Salesas con siete u ocho integrantes. En la de Huetos, que es más grande, atendemos a muchos que están malos». Cuando encuentran un gato enfermo, procuran pagar el cuidado ellos mismos para que «el Ayuntamiento no tenga que encargarse y tenga más capacidad de esterilizar y alimentar».
Es un trabajo diario para los voluntarios, excepto en colonias que «están más escondidas y se les puede alimentar cada dos días», expresa Martínez, que alienta a la ciudadanía a dejar el cuidado de los callejeros en manos del Ayuntamiento. «Ves un gato en la calle y lo que te nace es darle de comer, pero eso llama a que más animales aparezcan y, además, al estar mejor alimentados se reproducen más», afirma sobre cómo se genera el problema y se puede crear un «conflicto» con el vecindario.
«La esterilización es buenísima tanto para los gatos como para el vecindario. Que no críen más animales también hace que la gente lo vea bien», razona la secretaria, añadiendo que otro de los problemas son las peleas. «En Bujanda cuidamos de una colonia y a las doce de la noche había unos gritos… Eran los gatos peleando», describe y añade que a continuación «los perros se ponían a ladrar y no había quien durmiera».
Menos camadas
Las gatas empiezan a gestar con el aumento de luz, en febrero, por lo que las primeras camadas nacen en mayo. En lo que va de año, esta asociación ha recibido de todo el municipio y de fuera de la provincia 46 camadas -un total de 115 gatos- que se han quedado en casas de acogida como la de Ana, Germán y su hija Maider, que acogieron a Phoskito, Bizcocho, Galleta y Rosquilla, uno de los cuales ya ha sido adoptado.
El centro de protección animal que ha notado un repunte en la entrada de felinos, recibiendo un total de 46 gatos desde el inicio del año. Aun así, el número ha disminuido más de un 60% desde el año pasado y Fernández, veterinario del centro, lo atribuye al trabajo de esterilización. Todos concuerdan que los gatos menos adoptados son las carey y los negros por supersticiones, aunque son «muy cariñosos y dóciles por genética».
Ana López de Uralde, concejala delegada de Salud, alienta a la ciudadanía a adoptar y a acercarse al Centro de Protección Animal, donde se encuentran «animales muy cuidados que están esterilizados, vacunados y con microchip».
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