César Bona posa con su libro ‘Las escuelas que cambian el mundo’.

«No importa si un niño no sabe qué hacer, también necesita aburrirse»

Nerea Pérez de Nanclares

Martes, 27 de junio 2017, 00:36

Por las innovadoras iniciativas desarrolladas en clase, César Bona (Zaragoza, 1972) fue el único docente de España nominado al Global Teacher Prize, conocido como el Nobel de la enseñanza. Autor de La nueva educación y Las escuelas que cambian el mundo pondrá el broche final al foro de la Innovación en la Educación que se desarrollará mañana en Vitoria.

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Aboga por no llevar deberes a casa y suprimir los exámenes. Usted es el ídolo de cualquier estudiante.

Yo hablo como maestro pero también como alumno. Parece que los deberes y los exámenes son parte esencial de la educación, pero aprendemos por curiosidad y motivación. Los exámenes han cobrado más importancia que el aprendizaje y se resumen a una nota. No podemos hacer ver que sacar un diez es el fin último de la escuela. No se nos puede olvidar que tenemos que formar a los niños para la sociedad, para la vida real.

¿Cómo hay que evaluar?

Yo no invento nada. Hay centros ya que aplican la autoevaluación, coevaluación...

¿Por qué hay que desterrar los deberes?

Los niños y niñas no tienen la culpa de que el currículum sea tan largo. Eso, para empezar, pero si se ponen deberes debería ser para estimular esa curiosidad que tenemos por aprender o para complementar. Y cada niño es un mundo. No todos tienen que hacer lo mismo, pero por norma tendemos a igualar.

¿Qué es para usted un alumno brillante?

Obviamente, no es el que saca mejores notas. Para mí, una persona brillante es alguien respetuoso consigo mismo, con el entorno y con los demás; y con ganas de aprender .

¿Qué me dice de las extraescolares?

Los adultos estamos metidos en una inercia que muchas veces traspasamos a nuestros hijos. Pero no pasa nada si no saben qué hacer con el tiempo libre. Necesitan tiempo para crear, aburrirse y disfrutar con la familia.

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Desde que usted fue nominado al Global Teacher Prize ha visitado infinidad de colegios impartiendo charlas. ¿Qué es lo primero en que se fija cuando entra en una escuela?

En las caras de los niños y la naturalidad con la que caminan por el centro. Una escuela debe ser un lugar donde se sientan a gusto. Es un reto conseguir que un niño vaya contento a clase. Si lo logras, ya está conseguida una parte que va a favorecer el aprendizaje. Igual que tú , como adulta, si vas a disgusto al trabajo, no rindes. Ser feliz no significa falta de exigencia o malos resultados, todo lo contrario.

Su último libro se basa en su experiencia en siete escuelas, una de ellas vasca (Amara Berri, de San Sebastián). ¿Qué comparten todas ellas?

Que invitan a los niños y niñas a participar en el centro y en la sociedad.

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¿Cómo?

En Amara Berri, por ejemplo, crean sus propios medios de comunicación, y lo que ellos hacían en el aula lo compartían con sus familias y la sociedad. A veces nos empeñamos en darles herramientas para el futuro y tenemos que darles herramientas para hoy.

Formar a las administraciones

¿El sistema educativo está excesivamente encorsetado o hay margen para aplicar nuevos métodos de aprendizaje?

Igual que hay miles de maestros que están deseando formarse, esa misma formación debería ir también a las administraciones. Hay mucha gente que quiere hacer cosas, escuchar a los niños, a las familias... pero el sistema actual eso no lo pone fácil. Son tantos los contenidos que tenemos que pasar a los niños y niñas que no hay tiempo para educarles para la sociedad. Ese es uno de los grandes fallos que sigue habiendo.

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¿Y cómo se educa para la sociedad?

Por ejemplo, hay institutos que tienen dos horas de tutoría y las emplean para darles herramientas que les ayuden a conocerse mejor a sí mismos, a sus compañeros, que respeten las diferencias entre culturas... Hay muchos centros que están haciendo cosas maravillosas. Lo que me encanta del congreso de Vitoria es que, además de las ponencias de los expertos, escucharemos la experiencia de seis centros de la provincia. Es muy importante valorar lo que tenemos cerca, que nos sigue faltando.

Las nuevas metodologías con nombres y apellidos llegan a las aulas. ¿Es partidario de alguna?

Yo soy partidario de que a las escuelas e institutos los chavales y chavalas vayan a gusto. Si se sienten queridos, escuchados y útiles, seguramente muchas cosas irán a mejor, se llame metodología A o X.

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Las tablets han desterrado a los libros en muchos colegios. ¿Lo considera un avance?

Si usamos la tablet para incorporar los contenidos que tenía el libro, poco hemos evolucionado. Sólo hemos cambiado el recipiente. Tenemos que pensar para qué sirve la tecnología, y es para comunicarnos, compartir cosas y hallar información a la que igual antes no teníamos acceso. La tecnología es una herramienta importante pero debe servir para mejorar el mundo en que vivimos. Para mí es clave que invitemos a los chicos y chicas a mirar por la ventana y que intenten mejorar el mundo. Ese es el cambio realmente importante.

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