«O me dejáis jugar o te pincho y saco la pistola»

Es más o menos la extraña película que se vivió durante cerca de media hora, el tiempo que costó reanudar el partido. José Manuel Lamas, presidente del Zaramaga, lo presenció a pocos metros. «El árbitro corría al principio y luego los jugadores trataban de convencerle. Algunos estaban ya muy enfadados. Pero él decía: que quiero jugar, que quiero jugar, que saco la pistola».

Aunque el Marianistas actuaba como local, el encuentro se disputó en el campo de Zaramaga y no en Betoño, donde compite el conjunto colegial cuando ejerce en casa. El incidente, según se desprende del acta arbitral, poco tuvo que ver con el partido. Fuentes federativas explicaron que el colegiado recogió que se trató de alguien que «pasaba por allí» y le dio por entrar.

En definitiva, en una época tristemente pródiga en trifulcas en el fútbol amateur en España, en esta ocasión no fue un espectador enfadado con el árbitro o una pelea entre padres. «Parece que era alguien ajeno a los clubes, que lo mismo se metía con el colegiado que con los jugadores de los equipos», sostienen desde la Federación Alavesa de Fútbol.

«Ido» y ni con esposas

El presidente del Zaramaga remarca que es un individuo «al que no conocíamos de nada por el barrio», cuyos gritos y gestos dejaban claro que algo no cuadraba con su comportamiento. «Estaba ido, no sé si borracho o drogado. Tendría unos 30 años y era fuerte. No había manera de sujetarle».

Lamas explica que trató de contenerle la Policía Local, la primera en llegar al campo municipal. «Eran cuatro agentes y le esposaron. Pero incluso así consiguió escaparse y volver a correr por el campo. Hasta se subió a una valla alta y pensamos que podía ocurrir cualquier cosa. Le dieron alguna descarga eléctrica, pero ni la notaba», relata.

El departamento vasco de Seguridad precisó ayer que después dos agentes de la Ertzaintza lograron detener al alborotador, que también a ellos se les resistió de forma violenta. A resultas del percance, uno de los policías autonómicos sufrió heridas en una mano y el otro en una pierna a consecuencia de «las fuertes patadas» que recibió y que le tienen de baja médica. El hombre, que no pudo cumplir con su propósito de participar en el partido, acabó detenido y en dependencias policiales acusado de un delito contra la autoridad. El juego se reanudó finalmente para sellar en el marcador un vistoso empate (4-4) entre el Marianistas y el Zaramaga.