Los Nómada visitan Vitoria y vienen cargados de cerveza

Los Nómada regresan a casa. A la Vitoria de la que salió Javier Aldeá cuando le reclutaron para nuevas misiones birreras en las instalaciones de Mahou-San Miguel. La cita, este domingo (13.30 horas) será en Ordi Garagardotegia (calle Florida). El propio Javier presenta cinco de las nuevas cervezas que han cocinado con el soporte tecnológico del 'mayor' madrileño. Y son unos birrotes, por si alguien lo dudaba.

Nómada sigue fiel a su espíritu de crear cervezas que no dejen indiferente a nadie. Además, podemos demostrar lo escrito. Reserva plaza para el maridaje que proponen Aitzkoa y Pere en su cervecería y compruébalo. La cocina, como en ocasiones anteriores, correrá a cargo de Álvaro Aguayo, que ha diseñando cinco pintxos para acompañar otras tantas recetas de Nómada. Desde su nueva India Pale Lager a la Royal Porter, el petrolaco que los hizo conocidos en el mundillo cervecero nada más nacer, en 2011.

Nómada, la reputada cervecera artesana que Aldeá levantó junto a Sami Claret, recibió una oferta que no se podía rechazar. Mahou les compraba el 40% de la empresa. Además, querían que Javier y Sami trabajaran para ellos en sus instalaciones de I+D+I de Alovera (Guadalajara). No hay muchas opciones cuando el destino llama a tu puerta. Tocaba dar el relevo en el Kitsch, el bar que abrió en el cantón de San Francisco Javier y que regentó durante diez años, y marchar a una nueva aventura. Un cervecero convencido de no poseer jamás fábrica propia, de volar libre, el arquetipo del 'cuckoo brewer', metido en una de las mayores industrias cerveceras del país.

El menú

El menú que espera el domingo (30 euros) comienza por una aceituna rellena de vermouth, anchoa y gelatina de campari. Este entrante acompañará la primera de las cinco cervezas de Nómada, una Revontulet. Su nombre es la forma en la que los fineses llaman a la aurora boreal. Se trata de una Raspberry Sour Ale. Es decir, una cerveza ácida que lleva frambuesas (dulce) y que precisamente juega con ese contraste.

La segunda propuesta son unos mejillones salvajes en escabeche que maridarán con la Passiflora, una berliner weisse, ácida y floral, que incorpora maracuyá y recuerda a un cava. Tras ella, un cocido de garbanzos con sopa de mijo y pak choi. Sin tonterías. Se sirve junto a la Hanari, una lager, una india pale lager, que reinterpreta la rubia que estamos acostumbrados a pedir en los bares.

El fin de fiesta arranca con la potente Marabunta, obscenamente amarga y seca, es como meterse un puñado de lúpulo en la boca. Para tratar de domarla, Aguayo propone unos raviolis de pasta wonton rellenos de morcilla y nueces con vinagre de maíz.

Y la guinda, como no podía ser de otra forma, la pone la Royal Porter, con sus toques de cacao y regaliz, que bailará con una pannacota de naranja amaga y virutas de chocolate ahumado. On egin, pero antes reservad mesa, que son plazas limitadas.