Emilio Guevara, en su conferencia

«El mejor tributo a los Miñones es que Álava recupere este cuerpo»

Emilio Guevara, ex diputado general de Álava, invita con una conferencia a reflexionar sobre la situación de estos agentes como sección de la Ertzaintza

Daniel González

Lunes, 16 de mayo 2016, 01:00

Si alguien conoce bien la importancia de los Miñones como cuerpo propio de Álava, ese es Emilio Guevara. Durante su etapa como diputado general de la provincia estuvo en el cargo desde 1979 a 1983, siendo el primero en el puesto desde la vuelta a la democracia pudo comprobar de primera mano el trabajo de estos agentes y el servicio que prestaban a los ciudadanos. Por eso, en la conferencia que ofreció dentro de las actividades del ciclo con el que este cuerpo celebra la jubilación de su compañero Ramón Ruiz, el último miñón de la etapa previa a la integración en la Ertzaintza, no faltaron los elogios hacia estos profesionales. Pero Guevara también aprovechó para invitar a la reflexión sobre la recuperación de esta Policía por parte de la Diputación. «Que las Juntas Generales y el diputado general, e incluso la propia ciudadanía, se pregunten si es suficiente con lo que tenemos o si puede ser bueno recuperarlo», abogó.

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Bajo el título de "El Cuerpo de Miñones en la Transición democrática", este veterano político recordó el papel que jugó este cuerpo, «agradeciéndoles el servicio, la entrega y el buen trabajo que han hecho». Para él, sus componentes representaban «una auténtica policía de proximidad que conocía Álava al detalle, y no sólo se dedicaba a sancionar, sino que lo que hacía era ayudar y proteger, solucionar los problemas», destacó. A su juicio, el modelo de trabajo que tenían interiorizado «sirvió de base para la propia Policía vasca», ya que en el propio Estatuto de Autonomía la competencia policial se entregaba a la comunidad por la tradición de los cuerpos de Miñones.

Por eso, como alavés no puede evitar cierta tristeza al recordar la integración dentro de la Ertzaintza, en virtud de una ley que en 1992 pasó a considerarlos una sección más de la Policía vasca. «A mi juicio esa solución, que el Tribunal Constitucional considera legal, no fue la mejor posible, ni la más respetuosa con el espíritu y finalidad del propio Estatuto«, trasladó. «Otra solución era mantener los cuerpos de Miñones en las tres provincias, como auténticos cuerpos forales, al igual que se han mantenido las policías locales», recordó, convencido de que frente las razones que se dieron de racionalidad y eficacia para convertirlos en sección «la coordinación nace de que cada cual sepa exactamente lo que tiene que hacer, y no del número de institutos que puede haber».

«Aprovechar la experiencia»

Así, mantener el cuerpo con una independencia y gestionado por la Diputación era su opción, «que habría permitido aprovechar la experiencia de los Miñones en determinadas materias y su proximidad al ciudadano, así como el trabajo que realizaban de salvamento y protección civil». Guevara acata la decisión, no sin disgusto, pero aún mantiene viva una duda. «¿Por qué a las diputaciones se les niega lo que sí tienen los ayuntamientos? A mí me duele que de todas las opciones posibles se escogiera la menos respetuosa con la foralidad», valoró.

De ahí que la apuesta que desgranó ayer pase por resolver una duda. «¿Funcionan mejor ahora que cuando prestaban servicio dependiendo de la Diputación? ¿Ha supuesto una mejora, o una eficacia mayor? Por la información que tengo, yo creo que en ningún caso ha habido una mejora en ciertos servicios y funciones», aseguró tajante. Aunque es reacio a hablar basándose en la nostalgia, sí que echa de menos «ese espíritu de cuerpo, que cuando lo hay ayuda a mejorar la entrega de las personas que lo integran, porque hay una mayor identificación con la institución». Por ello, Guevara recordó que «no es lo mismo un miñón seleccionado por la propia Diputación que un ertzaina al que se viste de miñón». A su parecer, «convirtiéndolo en una sección se ha querido hacer ver que el cuerpo subsiste, pero la verdad es que no lo hace».

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Por ello, aprovechó la jubilación del último miñón «genuino» para lanzar ese mensaje. «Las exposiciones están bien, pero algo más práctico sería plantear un debate para reflexionar sobre si se funciona bien y es suficiente con lo que existe o merece la pena replantearse la cuestión de recuperar este cuerpo como tal y que Álava vuelva a tener la competencia. Ése sería el mejor homenaje a los Miñones», insiste. Y es que, tirando de recuerdos de la infancia, «me di cuenta de que Álava era especial, diferente del resto del territorio vasco, viendo las boinas rojas en las carreteras y pueblos, porque teníamos algo que otros no tenían».

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