La basura gana la batalla en el Casco Viejo
Vecinos y comerciantes claman contra quienes dejan las bolsas fuera de los depósitos de recogida, un problema que se mantiene en el barrio
Daniel González
Domingo, 1 de mayo 2016, 20:02
Las aspiraciones de convertir el Casco Viejo en un lugar de postal para quienes visitan Vitoria llevan años chocando con un grave problema. Y es ... que los cantones de la 'almendra' medieval no son ajenos a las actitudes incívicas de algunos de sus vecinos, que en vez de introducir las bolsas de basura en los buzones de recogida neumática prefieren dejarlas a los pies de estos depósitos. Pese a las numerosas campañas de concienciación que el Ayuntamiento ha desarrollado en esta zona y la amenaza de las multas, esta situación apenas ha variado. Por ello, se ha decidido apoyar al camión de los equipos de limpieza que recorre estas calles a diario para retirar las bolsas con nuevos buzones en Portal del Rey y la Correría. Pero los residentes y comerciantes consultados por EL CORREO piden más acciones para acabar con el problema.
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«Ver las calles sucias es una vergüenza, no es del gusto de nadie. Y en los cantones, como por ejemplo el de San Roque, sigue siendo vergonzoso. La gente se ha acostumbrado a que es un basurero y tiene que estar así siempre», valora una de las empresarias de Portal del Rey. En esta arteria, que ejerce de frontera entre el Casco Medieval y el centro, no faltan los buzones de recogida. Y eso significa más lugares donde acumular bolsas. «Por la mañana está bastante bien, pero según pasan las horas empeora. Y no son sólo las bolsas de basura, sino los cartones. Hay muy pocos contenedores para el número de tiendas que estamos aquí», añade.
Ella sabe que esta imagen no sólo daña los ojos de los turistas, «sino que hay que mirarlo como ciudadano y como vecino». Y asume que las campañas «no están teniendo resultados, por lo que deberían pensar qué otra cosa se puede hacer. Y desde luego a la gente le suelen parar mucho las multas», analiza antes de agradecer la labor del camión de FCC. «Si tiene que pasar más veces, que lo haga, pero sobre todo que la gente tome conciencia de que la ciudad es de todos».
Pero no es la única que llama a acabar con estas actitudes. Carmen Beltrán de Guevara lleva medio siglo viviendo en el Casco Viejo y recuerda cuando las bolsas se dejaban a las puertas de los portales. «Los contenedores que pusieron están muy bien, han ayudado mucho. Pero hay gente que lo deja sin más, y da muy mala imagen. Podíamos tener una limpieza y que se vea bonita Vitoria», repasa esta jubilada. «¡Con lo cómodos que son los buzones!», agrega, recordando los avisos de multa «y hasta que iban a poner cámaras para denunciar a la gente». Algo que considera excesivo, aunque es incapaz de ver una posible solución. «Es una pena que seamos tan incivilizados», lamenta.
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Impotencia de los operarios
Aunque entre los residentes también hay quien apunta al mal estado de los buzones. Es el caso de Inma, que aunque reprocha la suciedad que generan estas bolsas advierte que «la mayoría de las veces los buzones no funcionan. O dejamos la bolsa dentro y no va, o ni siquiera podemos abrirlos. Y no podemos hacer nada con eso, no vamos a llevar la basura de vuelta a casa», razona. Eso sí, ella anima a intentar probar los buzones antes y no dejarlas sin más en el suelo, pero también insta al Ayuntamiento a revisar el sistema. Porque sabe que «la gente ya los usa, se han hecho campañas de reciclaje para que sepan cómo funciona. Pero a los mayores igual les cuesta un poco», plantea.
Hasta los propios operarios de FCC asumen que cambiar esta situación es complicado. «Tenemos la sensación de que los buzones no sirven para nada, que no funciona como debería. Y es un poco de todo, tanto por incivismo como por fallos de los propios buzones», analiza. Pero, sobre todo, cuando los bares no pueden meter las bolsas en ellos porque no caben y se ven obligados a dejarlas fuera se abre la veda. «Cuando los vecinos las ven fuera piensan que da igual una más», valora. Él recuerda cómo al instalar este sistema el Consistorio les obligó a no recogerlas para forzar a los vecinos a usarlo. «Y aún así no funcionó». Y si además se encuentran con un camión que las hace desaparecer, la solución «es complicada, porque la gente la baja a cualquier hora, y ya puede pasar la furgoneta treinta veces, que no hay manera de que esté limpio».
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