22 de las 74 farmacias de Vitoria han ampliado su horario a 13 horas diarias
Las boticas que abren de 9 a 22.00 crecen cada año desde 2009, «pero esto no es la panacea y supone un gran esfuerzo»
Nerea Pérez de Nanclares
Sábado, 30 de abril 2016, 01:16
El remedio a un incesante o repentino malestar a deshora ya no es patrimonio exclusivo de las farmacias de guardia. De las 74 boticas que existen en Vitoria, 22 se han apuntado al horario ampliado de 13 horas. Esto es, abren de 9.00 a 22.00 horas ininterrumpidamente. Y de anunciarlo se encargan los carteles que cuelgan en sus escaparates, donde también especifican si esta jornada se repite de lunes a viernes, hasta el sábado o 365 días.
Todas estas opciones, además de la del horario obligatorio común de 9.00 a 13.30 y de 16.30 a 19.30, las establece el Gobierno vasco. Pero la decisión de elegir una u otra depende de cada despacho. «Antes del último trimestre del año, los que deseen ofrecer el horario ampliado voluntario comunican al Colegio Oficial de Farmacéuticos de Álava su propuesta, que se aplicará desde el 1 de enero y, al menos, durante diez meses. Éste, a su vez, traslada todas las solicitudes recibidas al Departamento de Salud del Gobierno, que es el que finalmente las aprueba», explican desde el Colegio.
Pros y contras
De las 22 farmacias que este año tienen horario extendido, dos lo aplican todos los días del año, festivos incluidos. Otra dispensa trece horas de lunes a sábado y diecinueve lo hacen hasta el viernes y el sábado, de 10.00 a 13.30 horas. «Cada uno tiene que sopesar las ventajas e inconvenientes de dar este paso, porque implica más trabajo y aumentan los gastos. En mi caso, no tengo dudas, porque estamos en la Virgen Blanca, un sitio de paso y céntrico, por lo que damos un servicio y facilitamos la atención de urgencias. Somos como una farmacia de guardia en pleno centro y hay mucha gente que, por incompatibilidad horaria, son clientes habituales de las farmacias de guardias», sentencia Íñigo Canales, que regenta la primera botica en abrir 13 horas durante 365 días en Vitoria. Lo hizo en 2015. A ella se ha sumado este año el despacho ubicado en Pintor Adrián Aldecoa, cerca del centro de Salud de San Martín, que acoge el PAC los fines de semana y festivos.
Las primeras solicitudes de ampliación de horario se presentaron en 2009, aunque la opción existía con anterioridad. Ese año, el Colegio registró cinco propuestas. «A la hora de cerrar era cuando más afluencia de clientes teníamos», rememora la titular de una de aquellas oficinas pioneras. Hoy confirma que el pico de mayor ajetreo se registra entre las 18.30 y las 20.30 horas. «Lo ideal sería cerrar a las nueve, pero no se puede porque en esta comunidad autónoma los horarios son muy rígidos. O terminas a las siete y media o a las diez. Tienes que elegir entre blanco o negro», afirma desde su despacho en plena milla comercial de la ciudad. «Al final, la gente va conociendo tu horario y se producen puntas de afluencia también al mediodía. Pero no es lo mismo estar en una zona que en otra», admite.
Su afirmación la ratifican en los despachos que se van alejando de la "sala de estar" de la ciudad o carecen del tirón de un cercano centro sanitario de urgencias. «Es el segundo año que trabajo en horario ampliado, y esto no es la panacea. Supone un esfuerzo tremendo. He vendido algo más, pero mis gastos de calefacción, luz y personal han subido mientras que el Gobierno recorta el precio de los medicamentos. Al final, lo comido por lo servido. Gano lo mismo, pero vivo peor. Así que me voy a dar este año de prueba para ver si mejora la situación», sentencia la titular de un despacho de la zona de Arana, que aprovecha para recalcar el daño que ha provocado la desaparición de la estación de autobuses de Los Herrán en comercios y bares de todo su entorno.
Barrios nuevos
El efecto dominó es otra de las razones que aduce más de uno para decidirse a alargar la jornada. «Empieza una, le sigue otra y van arrastrando a las demás. Al final, te ves obligado a seguir ese ritmo. Te tienes que subir al tren», admite el titular de una botica de la zona próxima a la Avenida, que tampoco nota que se cumpla la máxima de «a más horas, más clientes«. «La gente se reparte a lo largo del día. El que venía antes a las siete, ahora igual viene a las nueve», coinciden en afirmar farmacéuticos de barrios adyacentes a la zona centro, que también comparten el tipo de ventas realizadas fuera del horario ordinario. «Lo que compran muchos a las diez se podría comprar a las siete. No son urgencias».
En la periferia, todos los despachos abiertos en las zonas de expansión de la ciudad tres en Zabalgana y dos en Salburua apuestan por mantener levantada la persiana de 9.00 a 22.00. En su caso, lo hacen en un intento por «amoldarse a los horarios de la gente de un barrio joven, que suelen tener las últimas horas de la tarde libre. A las siete y media es imposible cerrar aquí, porque es cuando viene todo el mundo. Si cierras les obligas a coger el coche para ir a la farmacia de guardia de turno», explica el titular de una de las boticas de los nuevos barrios.