Un hombre muestra numerosos boletos de la ONCE ajenos a la información.

«Cuando vi que no estaban premiados me moría, me habían engañado»

Los dos acusados de estafar a ancianos en Vitoria con el ‘tocomocho’ niegan los hechos en el juicio ante las dudas de la víctima

Daniel González

Sábado, 23 de abril 2016, 02:24

Que las personas mayores son las mejores víctimas lo saben bien los estafadores. No sólo por la facilidad con la que les engañan, sino también ... por la dificultad que tienen a la hora de identificar a los delincuentes cuando ya han pasado unos meses. Ayer se vivió uno de estos momentos de duda en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal número 2 de Vitoria, donde se sentaban en el banquillo los acusados de haber estafado 4.000 y 5.000 euros a dos vecinos de Zaramaga en febrero de 2015 con unos boletos de la ONCE presuntamente premiados, que luego no lo estaban. Pese a que durante la investigación las víctimas apuntaron a ellos, ayer su testimonio estuvo cargado de dudas y alguna sorpresa.

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Esta circunstancia vino de perlas a los presuntos autores del delito. Aunque sí admitieron estar por la provincia en esas fechas, en su declaración aseguraron no ser los autores ni tener antecedentes previos por estafa. Algo que la Fiscalía intentó desmontar con los datos obtenidos de la Policía Nacional, que les sitúa en estafas «con un modus operandi prácticamente idéntico» en Oviedo y Logroño en 2013, y a uno de ellos en otro en Segovia un año antes. De su testimonio ante el juez se desprendió que ambos ya están curtidos en este tipo de situaciones y acudían a la vista con los deberes hechos. No en vano, en las anteriores ocasiones las causas se archivaron.

Cambio de testimonio

«Es un modus operandi fácil gracias a la dificultad de las víctimas para recordar a los estafadores», advertía el responsable del Ministerio Fiscal. Ambos lo sabían, y aseguraron no reconocerse en las grabaciones del hotel donde presuntamente se alojaron. «Yo no puedo ser ese, lleva un escudo del Barcelona y yo soy fan del Real Madrid», llegó a declarar uno, confiado en que ese argumento convenciera al magistrado. Y de su presunta estancia en Vitoria insistieron, utilizando ambos una frase idéntica, que sólo han estado en la ciudad en dos ocasiones: cuando fue la rueda de reconocimiento en los juzgados y ayer en el juicio.

Pero para los investigadores del caso su autoría está clara. No sólo por la identificación de uno de ellos en la grabación o porque sus ropas fueran idénticas a las de las imágenes que tomaron de la ruta por Zaramaga que los autores hicieron con una de las víctimas por el barrio, sino porque en un primer momento los dos estafados coincidieron en señalar de entre 35 fotografías al mismo acusado como conductor del vehículo. Con el otro sí tuvieron más dudas, y aunque uno dudó en la posterior rueda de reconocimiento el otro sí llegó a identificarles «con total seguridad».

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Sin embargo, ayer sorprendió a todos al testificar bajo juramento que quienes se sentaban en el banquillo no eran los timadores. «Ni por el forro», clamó. Y no fue la única sorpresa. Justo antes renunció a su papel como acusación particular -su abogado abandonó el juicio por orden suya- y rechazó reclamar el dinero. «Sólo quiero olvidar esto, ya han pasado más de dos años», se justificó, aunque en su testimonio llegó a admitir que cuando los timadores se dieron a la fuga «y comprobé que los boletos no estaban premiados me moría, me habían engañado». Por su parte, la otra víctima apenas pudo aportar detalles, asegurando que no recordaba lo que sucedió ese día.

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