La feria de las segundas oportunidades
‘In Love Market’ lleva a Dendaraba a 38 emprendedores que cerraron sus tiendas y recorren el país para vender el stock
Daniel González
Domingo, 17 de abril 2016, 16:29
Cuando Juan Cañón abrió hace ya veinte años su primera tienda de ropa en Bilbao no imaginaba que en 2016 recorrería el país con sus productos, acompañado de varias decenas de vendedores, participando en una feria itinerante. Entonces su negocio iba creciendo e incorporó un segundo local, especializado en ropa de fiesta. Pero tras fusionar ambas en un gran establecimiento, la crisis le pilló de lleno y tuvo que cerrar. Por eso, el pasado viernes desplegó sus percheros en Dendaraba y colgó en ellos buena parte de las prendas que llegó a acumular en esa etapa. Él es uno de los participantes de la primera edición de In Love Market que se celebra en Vitoria, y que hoy seguirá abierta durante todo el día.
«A la crisis se juntó que los dueños de los locales no se bajaban del burro con los alquileres, el IVA, la cuota de autónomos Eso al final te lleva al cierre», recuerda. Al verse en esta situación y con un stock importante, decidió unirse a esta feria, además de convertir el salón de su casa en una tienda improvisada donde recibe a los clientes. Porque, lejos de rendirse, sigue dispuesto a pelear. «Lo que te mueve a no tirar la toalla y buscar trabajo como dependiente en otro sitio es que ésta es mi vida», asegura.
Noemí González, otra de las vendedoras, no arrastra un cierre a sus espaldas. Pero este tipo de eventos y la venta online le ayudan a esquivar la desaparición del negocio familiar que desde 1941 ha empleado en Gijón a tres generaciones.
Arturo Resel conoce bien la historia de estos supervivientes de la crisis. Él es uno de los impulsores de esta feria itinerante que desde hace tres años recorre las principales ciudades españolas. Ha logrado reunir a más de 200 vendedores, 38 de los cuales se estrenan estos días en Dendaraba. Desde que abrieron los puestos, los vitorianos no les han dado tregua. «El viernes a las diez de la noche no podíamos cerrar las puertas. Y antes de abrir ya había gente esperando». Eso se ha traducido en un éxito de ventas que los comerciantes ven como un balón de oxígeno. «Esto es una plataforma que reúne a gente que se reinventa, que con la crisis han cerrado sus tiendas pero buscan una nueva salida laboral», insiste.
Nuevas fechas
Cada mes sólo se permiten descansar un fin de semana, pero Resel ya avanza que la capital alavesa volverá a estar en su calendario, posiblemente para septiembre y diciembre, con nuevos expositores. El secreto de ese éxito es su experiencia en este tipo de eventos. Comenzó hace dos décadas con los desembalajes de antigüedades, y sabe que las ferias funcionan «si ofreces cariño, calidad humana, y creas una plataforma que ayude a revitalizar el comercio», destaca. Por ello, la solidaridad es una pieza fundamental del evento, y no dudó en invitar a Cáritas a instalar un puesto doble con sus propios productos, además de recoger alimentos para el comedor social de los Desamparados.